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La revelación por el Espíritu de Dios, 1 Co 6-16

2:8-10 “la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria. 9Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. 10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.


Texto controversial:

La sabiduría del cielo, reitera por segunda vez Pablo, no la tienen los jueces de esta era (aionos) y no la pueden conocer porque les parece locura, poco atractiva o porque su base es la fe. De haberla entendido y recibido, continúa el apóstol, nunca hubieran crucificado al Señor; esta expresión puede dar problemas pues pudiera pensarse que si los que juzgaron a Jesús hubieran entendido toda esta doctrina cabalmente no lo hubieran matado, pero si eso fuera así tampoco pudiéramos nosotros disfrutar de la salvación vicaria del Hijo de Dios. Además, los que “no la conocieron” no se refiere en este caso a los príncipes judíos sino a los sabios gentiles a los cuales se refiere, haciendo entonces la expresión más difícil de entender. Lo que Pablo dice realmente, es que si el hombre desde el principio de la Creación hubiera obedecido la ley y designios de Dios no hubiera pecado y no hubiera sido necesario un vicario para salvarnos, algo que a todas luces sí tuvimos que necesitar.

El versículo nueve es una preciosa y breve doxología basada en Isaías. el apóstol citó una especie de coro o doxología que pudo haberse cantado en alguna parte como un estribillo entre los judíos o la iglesia primitiva, pues la expresión aparenta ser un breve canto:

Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
Ni han subido en corazón de hombre,
Son las que Dios ha preparado para los que le aman.

Se muestra la alegría de nuestro Dios preparando algo especial para los creyentes de cada generación. Algo que jamás logrará la imaginación del hombre impío. Esto se reafirma en el versículo siguiente.

“ Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.

Nota Doctrinal:

Este versículo muestra que Dios revela (gr. apokalipsoo) “esas cosas” al creyente por el Espíritu Santo, quien tiene la cualidad de escudriñar lo profundo de Dios. Esta última aseveración merece especial atención pues muestra que el Espíritu Santo es Dios también, ya que alcanza los profundos niveles del Creador. La palabra “escudriñar” es “conocer detalladamente, hasta lo más íntimo” a Dios. Además, la inmensa grandeza de la persona del Señor se refleja en el vocablo “lo profundo”; en griego es plural, “los profundos de Dios”, y puede significar tanto “muy hondo” como “muy alto”; así que sólo el Espíritu Santo puede conocer perfectamente “las profundidades desconocidas” del Señor, y eso muestra que el Espíritu Santo es en realidad Dios.

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