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No se sabe cómo Pablo se enteró de aquella situación de litigio entre creyentes, lo que si se entiende es que tanto la acusación mencionada con anterioridad en el capítulo cinco a causa de la inmoralidad y fornicación, se le trata igual a ésta, como una exhortación general.
La pregunta con la que Pablo cuestiona a los corintios es retórica, ¿osa alguno de vosotros, cuando tiene algo contra otro, ir a juicio delante de los injustos, y no delante de los santos? Pablo estaba sorprendido de cómo la iglesia corintia se había dejado llevar por la costumbre mundana de resolver problemas en los tribunales gentiles y no como el evangelio de Cristo se los había enseñado. Estos juicios generaban en las víctimas daños irreparables para sus vidas hasta con la posibilidad de perderlo todo. La secularización de la iglesia contaminaba el verdadero propósito del fruto del Espíritu, el amor. Este valor espiritual era ignorado y ello obstaculizaba la verdadera reconciliación, los injustos daban lugar a calmar su sed de justicia con posibles sufrimientos para la contraparte.
En contraste, el pueblo hebreo bajo el dominio del imperio Romano resolvía los problemas del litigio dentro de la misma comunidad y ante el Sanedrín, cuidando de no quebrantar la ley religiosa y ancestral que se veía en su ética y moralidad monoteísta.
Con ese modelo, el gentil debía atender al corazón de la ley: “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Eso debía ser el punto de partida para la solución de un problema entre los creyentes y no acudir a los impíos para “resolverlo”. No es de sorprender que Pablo estuviese muy angustiado por la actitud egoísta de estos cristianos que no reflejaban misericordia, y por el contrario demostraban su sed de tener la razón y hacer justicia contra los acusados costara lo que costara.
El modelo pedagógico de Pablo sin duda es aún de admirarse. Un modelo fariseo que podía combinarse con un pensar filosófico helenístico del momento, por lo que otras preguntas retóricas, no sólo confirman algo que ya había enseñado en la iglesia primitiva y que invita a recordar, sino que enseña una verdad doctrinal con posibilidad de aplicarse.
Nota importante: No es que Pablo está indicando que a los que quebrantan la ley, se les deba permitir que amenacen la vida o la seguridad de los demás (maltrato a los niños, a las viudas o a los débiles). Se percibe que se refiere la permisión del primer versículo a disputas menores donde las faltas pudieran tolerarse.
2¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas?
el Apóstol escatológicamente reta a los destinatarios de su carta a comportarse dignamente, dado que los cristianos asistirán al Señor Jesús para juzgar al mundo en el reino milenial. En Daniel 7: 22, se les llama a los creyentes “los santos del Altísimo”. En Apocalipsis 2:26,27, se les califica de vencedores, gobernando a las naciones y en el 3: 21 Jesús los invita a sentarse en el trono, como Él se ha sentado en el trono junto al Padre. ¡Maravillosa recompensa!
Si desarrollarán una gran labor en la era venidera, ¿cómo es posible que no pudieran arreglar sus diferencias con paciencia y misericordia?, es irónico, y eso trata de mostrar el escritor. ¿O no sabeís que hemos de juzgar a los ángeles? ¿cuánto más las cosas de esta vida?,
la mayoría de los comentaristas opinan que el Señor será quien juzgue a los ángeles caídos (2 P 2:4, Judas 6, Ap 20:10) y que los creyentes como depositarios de las verdades bíblicas, del Espíritu Santo y de los dones, están capacitados para juzgar al mundo en este tiempo y que tendrán algún mando en la eternidad sobre los ángeles del Señor pues ahora mismo ellos sirven “a los que son herederos de la salvación” (Hebreos 1:14), es decir de todos los que han hecho de Cristo su salvador. Es interesante agregar que en el pasaje que antecede, o sea Hebreos 1:8-13, se le da toda la honra al Hijo, pues mientras Él permanece sentado a la diestra del Padre, los ángeles están de pie.
Asambleas de Dios al apoyar una escatología premilenialista dispensacional, enseña que los creyentes reinarán juntamente con Cristo con barra de hierro en el Milenio, después de la batalla del Armagedón aquí en la tierra. En cuanto a los ángeles, que tienen dominios, potestades y principados, sobre ellos está el Señor Jesucristo, como se dijo antes. Bien lo declara Pablo en Colosenses 1:16,17, que “todo fue creado por Él y para Él”. El ser humano ha sido bendecido al ser escogido y adoptado por el Señor Jesucristo, quien siendo creador de los ángeles se hizo carne y murió para que sus hijos puedan ser hechos conforme a su imagen (Ro 8:29, Ef 1:4-5). En esencia la raza humana es mucho más favorecida que la compañía angelical.