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La primera carta del Apóstol Pablo a los Tesalonicenses comienza con la salutación (saludo) para los hermanos que eran miembros de esta iglesia. Dicha congregación se caracterizaba por la fe que habían obtenido cuando el Apóstol les predicó, como se relata en Hechos 17:1-10, y que fue el remanente fiel que quedó cuando Pablo fue expulsado de la ciudad.
El saludo a esta iglesia incluye a tres destacados siervos. Pablo, encabeza el grupo, como en todos los viajes que se realizaron en Asia y Europa; en esta ocasión junto a Silas, Timoteo y Lucas, (no aparece su nombre, pero se deduce que iba en el grupo Hechos 16:11). Proclamaron el evangelio por primera vez en Tesalónica durante el segundo viaje misionero, entre los años 50-51 d.C.
El segundo es Silvano, también conocido en el libro de los Hechos como “Silas” (la forma larga del mismo nombre). Silas era un distinguido miembro de la iglesia en Jerusalén. (Hch 15:22-31).
El tercer y último personaje mencionado es Timoteo, quien se unió a Pablo y Silas cuando pasaron por Listra en Asia Menor al principio del segundo viaje (Hch 16:1-5). El uso de la forma “nosotros” en la mayor parte de la carta (2:18; 3:5; 5:27) denota el trabajo unido que realizaban.
Los términos Gracia y Paz, es un saludo paulino que aparece en varias epístolas, enfatiza la bondad inmerecida que una persona obtiene de parte del Señor Jesús, para ser salvo. Como resultado, se obtiene una paz permanente en el corazón. La palabra de Dios menciona que “la paz del Señor sobrepasa todo entendimiento” (Filipenses 4:7); y que es interna en la vida de cada persona pero que se refleja en las acciones y actitudes.
El Señor Jesús, ya la había prometido: “la paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da” (Juan 14:27). Esto es maravilloso, porque la paz del mundo es pasajera que ahora puede sentirse, y un poco después se desvanece. La que otorga el Señor permanece hasta el final.
En Dios Padre: Es una expresión para referirse al creador de todas las cosas y la autoridad suprema que existe en el universo. Es la primera Persona de la Santísima Trinidad, existiendo eternamente con el Señor Jesucristo como la segunda Persona y el Espíritu Santo como la Tercera Persona. “La revelación de Padre e Hijo tiene que ver con su propia revelación a nosotros en el contexto de la redención. No significa que una vez Dios existió solo y después engendró al Hijo en un momento dado. Todas las personas de la Trinidad son coiguales y coeternas”. ( Fundamentos de Teología Pentecostal, Foursquare Media, 2006, pág. 101)
En el Señor Jesucristo: Al mencionar al Señor Jesucristo, el Apóstol muestra el fundamento de la doctrina que estaba predicando; el nombre “Señor” proviene de la palabra griega “kúrios” (G2962) que significa: “Ungido o Autoridad Suprema”; y Jesucristo proviene de la unión de dos palabras “Iesoús” y “Kristós” , estos dos nombres denotan que Jesucristo es el Ungido y el Salvador. Por tanto, el Señor Jesús es el Salvador Ungido y la Autoridad suprema relacionado con el Padre y el Espíritu Santo. Con su autoridad la Iglesia avanza y va desarrollando su ministerio, recordando que “en el nombre Jesús se doblara toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra”, como lo declara el Apóstol Pablo en Filipenses 2:10.
el apóstol Pablo, al mencionar a sus colaboradores, casi siempre por su nombre, deja una lección sobre lo importante que es reconocer a quienes trabajan con el pastor o el presidente de un departamento o líder de un esfuerzo. El éxito se debe compartir, así como los posibles fracasos.
