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En la primera expresión “quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo” aparece el termino gr. “katallassö” que se empleaba en las casas cambiarias, aunado a ello el termino gr. “diallassö” que aparece solamente en Mateo 5:24, y se refiere a cambiar la manera de pensar o mudar la mente. (dejar la ofrenda en el altar e ir y reconciliarse primero). Lo cual hizo el Señor al cambiar la mente del pecador.
que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo”, en, es muy importante. Significa en la persona de Cristo. Jesús “en los días de su carne”, según se narra en Juan 10:38 declaró a sus interrogadores “… que conozcáis y creáis que el Padre está en mí y yo en el Padre” y aun al mismo Felipe en Juan 14:10 le inquirió ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí?”. Por eso son fundamentales las palabras de Pablo, que sin ninguna duda lo afirma: Dios estaba en Cristo (el Dios hombre) reconciliando consigo al mundo.
Aunado a esto, el Apóstol enuncia el maravilloso ministerio otorgado a los creyentes: “el de la reconciliación”. Como portadores del santo evangelio de Dios, son llamados a compartir por doquiera, que Cristo puede transformar la condición pecaminosa de los seres humanos.
En el versículo 5:19 aparece la expresión “hös hoti…më logizomenos” que significa: como que… no tomándoles en cuenta. A la luz de la teología paulina, la obra insustituible de Jesús se ofrece para cubrir la cuenta insalvable de deuda que la humanidad cargaba.
Somos privilegiados al poder vivir este ministerio que nos asignó el Señor: “el ministerio de la reconciliación” el cual es capaz de llevar a un pecador ante la misma presencia del Dios perdonador, por el evidente hecho de que su Palabra es poder y respaldada por el Espíritu santo produce el fruto del arrepentimiento.