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De esta manera Pablo cierra la pinza que abrió en el versículo 5, “… para que seáis tenidos por dignos”, es decir, merecedores de su llamamiento. La Reforma iniciada por Martín Lutero exaltó la salvación por gracia.
haciendo eco de lo mismo, la iglesia contemporánea laxa y acomodaticia, ha querido vivir la vida cristiana sin responsabilidad alguna. Si bien la salvación no es por obras, debe ser cuidada y sustentada mediante una vida digna y llena de frutos y santidad, “Sin santidad nadie verá al Señor”. (He 12:14) “Al que venciere” (Ap 3:21) sigue vigente, y no puede ser ignorado.
“Y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe en su poder”. Todo el proceso por el cual la iglesia de Tesalónica estaba pasando, persecuciones, tribulaciones, padecimientos, etc., debía redundar en el cumplimiento del propósito de Dios en ellos, a saber, crecimiento en amor, crecimiento en fe, al soportar el sufrimiento. En tanto que el reposo y la bienaventuranza del versículo 7, (cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder), no había llegado, pero llegará. En su poder, significa, que el poder de Cristo lo hará posible. Su poder estará presente durante todo el viaje hasta llegar con Él.
