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Estos versículos constituyeron un himno para la iglesia primitiva. Este canto declara cuatro principios condicionantes para el creyente acerca del carácter divino.
• Para disfrutar la vida eterna se debe estar dispuesto a morir terrenalmente.
• Para gozar del reino celestial se debe estar dispuesto a soportar las pruebas.
• Cuando alguien rechaza continuamente a Dios se abre una brecha y Él se aleja.
• El hombre suele fallar mientras que Dios permanece firme en sus promesas, dado a que Dios es inmutable, no cambia y no miente.
Pocas personas experimentarán tribulación de cárcel por causa del evangelio, en el mundo occidental. Aún si así fuere el caso, cualquier padecimiento en esta tierra es momentáneo, poco comparable con el gozo prometido: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse”. (Ro 8:18). Dios es fiel en medio de los padecimientos, Su presencia es prometida para aquellos que no se amedrentan por causa de la oposición. Experimentar la fidelidad de Dios motiva a corresponderle de la misma manera. Vale la pena padecer un poco de tribulación terrenal a fin de gozarse en la eternidad con Dios.
2 Ti 2: 14-26, un obrero aprobado
