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Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. Uno de los textos desafiantes que en cada comunidad escolar se repite. Habla de ser diligente, de buscar la aprobación del Padre, de no tener nada que avergonzarse y de tener capacidad para tirar la red, estudiando, comprendiendo y enseñando las Escrituras. ¡A cuántos jóvenes desafió esta arenga paulina en nuestra generación!
Evita profanas y vanas palabrerías, Timoteo debería mantenerse alejado de lo malo o pagano y de las conversaciones sin sentido. Dedicarse a rivalizar con los que sostenían doctrinas erróneas, le desviarían de su propósito haciéndole perder el tiempo, incluso apartarse del camino.
Himeneo y Fileto se habían desenfocado, apartándose de la verdad. Éstos habían errado en la interpretación de las Escrituras. Además, enseñaban sus propias conjeturas acerca de la resurrección. Tal vez, por la maldad de su corazón, poniéndose como ejemplo, de que ellos se quedaron. Y por lo que se ve asustando a otros buenos hermanos. En 1 Ti 1:20, Pablo cataloga a Himeneo como blasfemo y ahora menciona a otro afectado individuo que reemplazó a Alejandro, el llamado Fileto.
El desempeño de un ministerio se evalúa, por la Escritura y por la iglesia. Un líder aprobado es aquel que enseña y predica el mensaje de las Escrituras, siempre guiado por el Espíritu Santo. Que evite las revelaciones excéntricas y exclusivistas, producto de una mente egoísta, que piensa que ha encontrado una verdad negada a los demás.
