2TIMOTEO CAPÍTULO 4

Pablo en esta despedida formula una lista de colaboradores, que bien pudieran representar a los creyentes que rodean a un líder durante su vida:

Demas: un colaborador cercano por varios años, junto a Lucas y Epafras (Col 4:12-14; Flm 24), sin embargo, ahora en su ancianidad y encarcelamiento lo ha abandonado; me ha desamparado, amando este mundo, y se ha ido a Tesalónica. Prefirió esa tranquila ciudad en el norte de Grecia, que la peligrosa Roma, en donde tal vez, lo podrían inmiscuir junto a Pablo. Demas reprobó

Alejandro: tildado como el calderero, una persona que le hizo mucho daño al Apóstol y que todo mundo debía evitar. Muy seguro que se trata del mismo Alejandro de 1 Timoteo 1:20, a quien había entregado ya a Satanás. Un clásico ejemplo de los desertores o traidores de la Obra y de los ministerios, que no paran de hacer daño. Este individuo reprobó catastróficamente.

Crescente fue a Galacia: la provincia romana en la parte central de Asia Menor, en donde Pablo ministró en cada uno de sus tres viajes misioneros, en las famosas ciudades de Antioquía, Listra, Iconio y Derbe, de tantos recuerdos. Crescente pasó el examen como un ministro aprobado.

Tito, a quien Pablo llamó “verdadero hijo en la común fe” (Tito 1:4), ahora lo envió a Dalmacia. Esta provincia se conoce también como Ilírico, a la que Pablo la pone como frontera de sus viajes, en Romanos 15:19 (posiblemente Croacia, hoy). Después de Timoteo, Tito, fue el amigo y colaborador más cercano de Pablo, a quien le dirigió la importante “Epístola a Tito”. Se le menciona trece veces en el NT, siempre relacionado con Pablo. Tito pasó el examen como un notable ministro aprobado.

LUCAS: “El médico amado” (Col 4:14) y fiel colaborador de Pablo (Flm 24). Pasa a la historia, junto al gran honor de ser compañero inseparable del Apóstol de los gentiles, de ser el autor del Evangelio de Lucas y del Libro de los Hechos (que comprenden más de una cuarta parte del NT). Por sus escritos se sabe que era una persona instruida, un escritor experto y un historiador esmerado. “me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden oh excelentísimo Teófilo” (Lc 1:3). Debió haber realizado sus investigaciones cuando Pablo estaba en la cárcel en Cesarea (Hch 21:17; 23:23 – 26:32) y como se cree, haber completado su evangelio, por los años 60-63 d.C. al llegar a Roma acompañando a Pablo (Hch 28:16).

¡Qué honor para Pablo, que sus dos cercanos colaboradores fueran autores de dos de los evangelios que narran la historia terrenal de nuestro Salvador!

MARCOS: Pablo le encomienda a Timoteo que localice a Marcos y lo lleve a Roma. Es sorprendente leer lo que el Apóstol dice de Marcos, “ahora me es útil para el ministerio”. Años atrás, Marcos había desertado del viaje que había emprendido junto a Pablo y Bernabé, en el primer viaje misionero (Hch 13:13), dejando una mala impresión en Pablo, pero se reivindicó con los años y ahora está solicitando su presencia, porque le es útil para el ministerio. Como se sabe, Marcos es autor de uno de los cuatro evangelios. Según Papías (130 d.C) y otros padres de la iglesia del siglo II, Marcos recibió el contenido de su evangelio por conducto de Pedro, lo escribió en Roma y lo adaptó para los creyentes romanos (B. Est. Pent Pg 1347). Los eruditos mencionan los años 55-65 d.C. en que pudo haberlo escrito. Al solicitar Pablo a Timoteo, la presencia de Marcos por el año 67 d.C. en que estaba para ser sacrificado, es muy probable que el Evangelio según San Marcos ya estaba circulando y aún Pablo ya lo había leído. Juan Marcos, pasó el examen como ministro aprobado en grado de excelencia.

Tíquico, Pablo le tenía tanta confianza que lo comisionó para llevar sus importantes cartas a las iglesias de Éfeso y Colosas, a las cuales animó informándoles de los avances de Pablo. Así mismo como algunos infieren, llevó las cartas a Filemón, Tito y la Segunda a Timoteo (2 Tim 4:11; Tito 3:12) Pablo lo llamó “amado hermano y fiel ministro” (Col 4:7). Posiblemente Tíquico reemplazó a Timoteo, cuando éste salió para visitar a Pablo. Tíquico, pasó el examen como un ministro aprobado.

¹³Trae, cuando vengas, el capote que dejé en Troas en casa de Carpo, y los libros, mayormente los pergaminos”.

El capote era una especie de poncho (capa gruesa), confeccionada de lana y repelente al agua; los viajeros lo usaban en tiempos de frío o de lluvia. Pablo no pretendía viajar, pero en la celda subterránea el frío y la humedad se convertían en sus enemigos.

El apóstol Pablo no solamente encarga a Timoteo el capote, sino que también le pide “los libros, mayormente los pergaminos”. Al mencionar, “los libros”, se podría estar refiriendo, bien a los rollos de papiro, a su correspondencia personal, a sus notas de estudio, o algún otro documento, digno de un hombre tan estudioso. “los pergaminos”, pudieran señalar porciones del Antiguo Testamento en griego, o bien narraciones o relatos, referentes al Señor Jesucristo.