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Manifestando un hábito por demás importante, el de la oración intercesora, Pablo incentiva la confianza de los colosenses. Siempre, afirma la continuidad de la intercesión; por vosotros, alude a la objetividad de la oración; y damos gracias, revela los maravillosos resultados de tal hábito. Siempre que oremos con perseverancia y objetividad, no faltarán motivos para agradecer a Dios sus oportunas respuestas.
Aunque Pablo no había estado en Colosas y no conocía a los creyentes de esa ciudad, y ellos tampoco le habían tratado a él personalmente, bastaba con haber oído el testimonio compartido por Epafras, acerca de su fe en Cristo Jesús, su amor... a todos los santos y la esperanza... guardada en los cielos, para saber que estos estaban en Cristo y, eran fieles y santos (v. 2). El griego elpis,traducido como esperanza, comprende tanto lo que se espera así como, la razón de tal seguridad. Dicha esperanza está protegida en el mejor lugar, “en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan” (Mateo 6:20).
