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El pacto de Dios con Abraham, Gálatas 3:6-18

3:6-9 “Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. 7Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham. 8Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. 9De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham.”


El apóstol tiene que volver al principio, antes de la ley de Moisés y citar al padre de la fe, Abraham (Génesis 15:6), que para los judíos, era la fuente de todas las bendiciones espirituales que recibían de parte de Dios. Pablo refuta argumentos y recuerda a los gálatas que Abraham había creído a Dios siendo incircunciso (por lo cual ellos no tenía que circuncidarse, como algunos les exigían) y eso lo justificó. Les recuerda que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.

Con esta fe de Abraham, todos los creyentes de todos los tiempos, judíos y gentiles, reciben la misma bendición que el padre de la fe (Génesis 12:3), ya que es una promesa incondicional, una gran herencia con un fundamento sólido.

Para histórica

cuando el presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan (1981-1989) regaló una Biblia al parlamento Iraní, escogió esta declaración paulina para dedicárselas: “Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones”.Conteniendo un fuerte mensaje judío-cristiano: es decir, ustedes son gentiles y también pueden aspirar a esta bendición.


Cuando el apóstol Pablo, cita la Escritura es porque les hace ver que Dios tenía todo preparado desde el principio para que a través de la vida de Abraham y de su descendencia, a saber, el Señor Jesucristo, fueran bendecidas todas las familias de la tierra (Gn 15:4-6).



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