Las obras de la carne y el fruto del Espíritu, continuación, 6:1-10

Se debe mostrar un agradecimiento práctico y visible a los ministerios de la iglesia. Pablo exhorta a compartir los bienes materiales con quien enseña la palabra:
• “Enseñado” gr. κατηχούμενος “katejéo” y se define como: endoctrinar, informar, instruir oralmente.
• “Palabra” gr. λόγον “lógos” tiene varios significados como: noticia, discurso, plática, mensaje, verbo, doctrina
• “Partícipe” gr. Κοινωνείτω “koinonéo”, quiere decir compartir, hacer participante, tener en común.

Quienes desempeñan la honrosa labor de enseñar la palabra, son candidatos para el apoyo financiero de parte de aquellos que se benefician de su enseñanza. En su carta a Timoteo el apóstol Pablo expresa “digno es el obrero de su salario” (1 Ti 5:17,18). Aquí se deben incluir a pastores, obreros cristianos, maestros, evangelistas y misioneros. “Así ordenó también el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio” (1 Co 9:14).

Tomando en cuenta el contexto general de la epístola; cabe la probabilidad que los falsos maestros, en este caso particular los judaizantes, también estuvieran demandando o recibiendo sostenimiento de parte de los gálatas; por tal razón Pablo hace una muy fuerte advertencia en lo tocante a ofrendar para el beneficio de la obra de Dios u ofrendar para el beneficio de falsas doctrinas; “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”.

Por tal motivo, los creyentes de Galacia debían de tener mucho cuidado de no ser extraviados ni confundidos, pues si ellos sembraban para la carne, o para el progreso de la enseñanza del error, como por ejemplo “La perfección por medio de la circuncisión” sosteniendo económicamente a los falsos maestros, la cosecha que les esperaban era de corrupción o podredumbre, por el hecho que Dios estuviera siendo despreciativamente burlado.

De ninguna manera se obtiene la vida eterna por el hecho de ofrendar, o de contribuir en el avance del evangelio, pero la vida cristiana la cual se opera con amor fraternal incluye este tipo de obras que a largo plazo produce una cosecha de valor eterno. La ley de la siembra es ineludible, ya sea que la semilla sea dinero, tiempo, recursos o participación física. Asegurémonos que sea la inversión en lo que aprovecha.

Pablo reafirma su argumento reforzando y enriqueciendo su exhortación para el sostenimiento de los maestros de la Verdad, y para las obras de benevolencia. Primero dice en el v.9 “No nos cansemos, pues, de hacer el bien;” y luego inicia en el v. 10 “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos,” no es posible que un verdadero cristiano tenga riquezas e ignore la necesidad de su hermano en la fe (Ro 12:13; Stg 2:14-17); 1 Timoteo 6:17, 18 declara fuertemente “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas… que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos”.

“y mayormente a los de la familia de la fe.” La espiritualidad se demuestra cuando se hace bien a todos, pero muy especialmente a la familia en Cristo. 1 Corintios 12: 26,27 recuerda que somos parte del mismo cuerpo: “De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan. Vosotros pues sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular”