LBC Menú
Capítulos:
Se da el caso de que el cristiano puede caer en pecado, ya sea por descuido o por falta de fe. Así que, Dios agotará todo recurso para lograr el arrepentimiento de los suyos, para que sus hijos vuelvan a sus caminos. Y este recurso referido aquí es un ánimo, una exhortación hecha exclusivamente a los hijos de Dios, es decir, a todo aquel que ha creído en Cristo y se ha sido unido a Él mediante la fe y el arrepentimiento. Y dice que la disciplina del Señor no debe menospreciarse, sino por el contrario, deberá tenerse como un privilegio y honor, puesto que se refiere a un trato preferencial. No debe de tenerse como un motivo de vergüenza (aunque cause tristeza); ni como un motivo para desmayar, sino para ser alentados a fortalecernos en fe, como dice la Biblia, de David, quien “se fortaleció en Jehová su Dios” (1 Sam 30:6).
La reprensión y castigo del Señor es a causa de su amor, “porque el señor al que ama, disciplina”: los azotes del Señor son su señal de pertenencia a Él, de que aún el individuo tiene esperanza de restauración. Los corintios, por ejemplo, tomaban la cena del Señor indignamente, sin tener respeto y reverencia por el cuerpo de Cristo, y por ello, nos dice Pablo, “hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen” (1 Cor 11:30). Por esto, el azote de Dios es señal de amor y pertenencia.