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La Iglesia en Antioquía, Hch 11:19-30

Hechos 11:22-26
"Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén; y enviaron a Bernabé que fuese hasta Antioquía. Este, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor. Porque era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud fue agregada al Señor. Después fue Bernabé a Tarso para buscar a Saulo; y hallándole, le trajo a Antioquía. Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía."


La iglesia en Antioquía aunque no fue fundada por los apóstoles y líderes principales, tuvo un crecimiento extraordinario, por lo que requería supervisión para su organización, y para conservar la sana doctrina. Unida a la iglesia en Jerusalén, el cristianismo cobraría más fuerza, por lo que ésta optó por enviar a Bernabé “hijo de consolación”, (4:36,37) natural de la isla de Chipre, levita, llamado originalmente José, uno de los que vendió sus propiedades y las puso a los pies de los apóstoles para el bien común de la iglesia. Además, era un varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe así que unidas estas cualidades al significado de su nombre cuando vio la obra en Antioquia se llenó de gozo y glorificó a Dios, exhortando a la iglesia en amor a que se mantuviera firmes en los caminos del Señor, aunque hubiera persecución. No le importó que en su mayoría fueran gentiles los que componían la nueva iglesia.

El número de los discípulos, cada vez más, se multiplicaba grandemente en Antioquía: Era tan grande la obra que Bernabé solo no se daba abasto y movido por el Espíritu Santo decidió buscar a Saulo (Pablo), que se había regresado a su ciudad natal, Tarso.

Pablo tuvo su encuentro con Jesús, camino a Damasco. Estuvo ciego por algunos días, pero bajo Ananías recobró la vista y recibió el bautismo con el Espíritu Santo. Dio testimonio del Señor en Damasco y de allí se fue a Arabia (Gálatas 1:16,17) por cerca de tres años. Esta Arabia no es la Saudi Arabia actual, sino una región desértica al sureste de Damasco, en donde se fue a meditar. Revisó su teología, que había sido cimbrada por el mismo Jesús desde el cielo y allí recibió algunas de sus revelaciones. “… el evangelio anunciado por mí, no es según hombre… sino por revelación de Jesucristo”. Fui a Arabia y “ no consulté en seguida con carne y sangre” (Gálatas 1:12,13,16).


Nota controversial

Por la persecución que se levantó, “los hermanos lo enviaron a Tarso” (Hch 9:30) y allí se recluyó, revisando sus convicciones. Pero, surge la pregunta: - ¿La iglesia lo olvidó? . Entre la conversión de Pablo y la fundación de la iglesia en Antioquía pasaron un poco más de 7 años y nadie pensaba en Pablo. Sólo un amigo: Bernabé, “el hijo de consolación”, quien fue hasta Tarso y lo invitó para que les ayudara en Antioquía. Su esfuerzo combinado tuvo tanto éxito, que a “los discípulos se les llamó cristianos por primera vez” (Hch 11:26). ¡Otra estrella para el gran Pablo!. Pero que habría pasado con Saulo, si no hubiera habido un Bernabé?

Para Meditar

¿Cuántos de nosotros no estaríamos en los caminos del Señor, si no hubiera habido un creyente que nos evangelizó y discipuló vez tras vez, hasta que nos vio rendidos al Señor y caminando firmes? Bernabé desapareció de la escena después del capítulo 15 y “la ovejita”, Saulo, brilló y brilló. Bernabé el varón “bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe”, sonreía en la oscuridad.

Impresiona ver como los primeros cristianos tenían la pasión por la obra de Dios, principalmente por las almas; se ve el servicio, la entrega, el compromiso la convicción, a costa muchas veces de sus propias vidas. Estaban bajo la voluntad de Dios y la dirección del Espíritu Santo, viendo su respaldo, provisión, poder y gloria.

Se podría decir que el verdadero cristianismo es un estilo de vida conforme a los principios que estableció el Señor en su palabra, en donde se marca la diferencia: comprometidos, responsables en el servicio, llenos del poder y la autoridad en el Espíritu Santo; siendo siempre ejemplo e influyendo de una manera positiva a los que están alrededor e impactando a la sociedad con el poder del evangelio.

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