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La formación de un equipo de trabajo no siempre es fácil de conseguir. Trabajar junto a otras personas requiere docilidad, sencillez, flexibilidad y una clara visión del llamado de Dios para servirle.
Pablo tenía a Silas a su lado en el viaje, y sabía que necesitaba desarrollar un equipo sólido para la visión que Dios le dio; es por eso que, al llegar a la región de Derbe y Listra y escuchar las excelentes referencias sobre un joven creyente, no dudó en buscarlo para considerar su inclusión en el equipo. Sin embargo, se topó con una situación inusual: su madre era judía pero su padre era griego. La nota del historiador sobre el hecho resalta porque todos sabían que su padre era griego.
¿Qué hacer en este caso? Era un buen cristiano, con un excelente testimonio, cumplía con el importante requisito de ser “de buen testimonio:, pero había un aspecto legal en las normas judías que le estorbaría constantemente para integrarse de manera total al quehacer misionero de Pablo.
Las normas judías establecían que, si una mujer judía daba a luz un hijo, de un hombre gentil, el hijo no debía considerarse judío. Para poder serlo, requería cumplir con el primer requisito, ser circuncidado, y así obtener los derechos y obligaciones de la nacionalidad judía.
Ahora bien, para Pablo cuyo ministerio estaba enfocado al trabajo entre los gentiles, no hubiera sido esto algo importante, pero su actitud al mandar circuncidar a Timoteo tiene una enseñanza de fondo. Aunque trabajarían primordialmente entre gentiles, los primeros contactos siempre los hacían en las sinagogas judías; las relaciones de su equipo estaban en constante roce con el judaísmo y sus tradiciones. Por ello, Pablo decide cumplir con la norma judía de circuncidarlo y poderlo incluir así en su equipo de trabajo.
La importancia de cumplir con las normas humanas, aun cuando estas no sean importantes para la salvación, muestran cómo es necesaria una sana relación con las leyes que pueden y deben cumplirse para abrir puertas hacia un trabajo evangelístico de largo alcance.
No así el caso de Tito, cuyo caso se narra en Gálatas 2:3 y que bajo ninguna circunstancia Pablo aceptó que fuera circuncidado.
Es de notar que fue Pablo quien quiso que Timoteo fuera con él. Tal vez éste no tenía intenciones, es probable que ni siquiera lo hubiera considerado. La visión de Pablo le hace observar todo el potencial que tenía el joven Timoteo, y por eso no dudó en invitarlo, aun cuando existiera la posibilidad de que no quisiera dejarlo todo, para seguir el camino misionero.
Cuán importante es que sea el líder quien busque y reclute a quienes convertirá en sus discípulos, considerando su buen testimonio, haciéndolos cumplir con las normas necesarias ante la sociedad y animándolos a cumplir el llamado de Dios. Igualmente importante es que el discípulo no se adelante y busque el protagonismo que lo lleve a la vista del líder. Que sea su humildad, nobleza, espíritu de servicio, y sobre todo el elogio de terceros lo que guíe a que se le invite a otras esferas de crecimiento.
Crece el equipo y crece el trabajo. Pablo viajó con su equipo a visitar las iglesias fundadas en el primer viaje en toda esa zona. El propósito: que las iglesias fueran confirmadas. La crisis provocada por la enseñanza de los judaizantes había provocado desánimo, tristeza, preocupación. La visita de Pablo y su nuevo equipo respaldados con la resolución tomada en Jerusalén por los apóstoles y ancianos, traía de manera natural la fortaleza y confirmación de la fe de cada iglesia. El resultado: las iglesias aumentaban en número cada día. La fe es la clave de la vida cristiana. La fe genera seguridad, confianza. La fe lleva al creyente a ser arrojado en la evangelización, la fe consolida a los nuevos discípulos, la fe ayuda a mantenerse firme ante las adversidades. La fe viva que las iglesias experimentaban, las impulsó a salir y predicar el evangelio a todos los habitantes de sus ciudades, trayendo como resultado la conversión de muchos más y el natural crecimiento numérico.
¿Qué tan firme es la fe de los creyentes en la actualidad? Una de las formas en que se comprueba la fe del creyente, es en su disposición para compartir el evangelio a otros. Ojalá que una fe fuerte e inquebrantable se genere en cada seguidor de Jesús para que eso los impulse a salir y llevar a otros en cada comunidad, el mensaje de las buenas nuevas de Jesucristo, logrando el crecimiento numérico e integral de la iglesia.