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La ascensión, Hch 1:6-11

Hechos 1:6-8
"Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?  7 Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad;  8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.."


Como en otras ocasiones, afuera de la ciudad de Jerusalén, un jueves(?) cuarenta días después de la pascua, no todas las personas reunidas comprendían a que reino se refería el Señor Jesús. Pensaban en los buenos tiempos del reino de Judá con un monarca, que restituyera su antigua gloria y que les hiciese libres del dominio romano.

No todos habían escuchado lo que Jesús había enseñado en los 40 días sobre “el reino de Dios” (ver explicación anterior en 1:3) y anhelaban una respuesta a algo para ellos, muy importante.

Nota histórica

Para entender el porqué de la pregunta: - ¿restaurarás el reino de Israel en este tiempo? Es necesario considerar las creencias judías acerca de las funciones del Espíritu Santo. El Comentario Bíblico Mundo Hispano menciona que el Espíritu Santo era la persona que traía la verdad de Dios a los hombres y que capacitaba a los hombres para entender la verdad. Relacionaban al Espíritu Santo con la obra de la creación y con la obra de la recreación. Existía la creencia de que en los últimos cuatro siglos los cielos estaban cerrados y que el Espíritu Santo no había descendido sobre nadie en Israel, desde los profetas Hageo, Zacarías y Malaquías. .

Los apóstoles y los judíos que seguían a Jesús lo aplaudieron cuando libertaba a los endemoniados y cuando sanó tantos enfermos, pero, ¿Cuándo empezaría la revolución contra los romanos? ¿Cuándo libertaría a Israel, como lo había hecho Moisés en el pasado? Ellos no comprendían la estrategia divina y cuál era la libertad que traería el Mesías. Jesús les respondió que solo su Padre celestial conocía esa información. Dios tiene un propósito, nada es producto de la casualidad, y desde antes de la creación, se diseñó un plan perfecto.

“Recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo y me seréis testigos”, este versículo es un breve sumario de todo el libro y el propósito por el cual lo escribió su autor. Jerusalén, Judea, Samaria y lo último de la tierra, serían pronto escenario en donde el evangelio se iría extendiendo. Dios no hace acepción de personas y Jesús dio su vida por toda la humanidad, incluyendo a los judíos. Hermosas palabras que el Señor sigue diciendo a todo creyente.

Ser testigo no es solo una palabra; para el cristiano es un estilo de vida, no es decirlo sino testificarlo con los hechos, el testigo habla la verdad, lo que ha visto y oído. El creyente es un testigo fiel, de que Cristo resucitó y ascendió a los cielos, y está sentado a la diestra del padre intercediendo por cada uno, porque el Espíritu Santo es quien se lo ha revelado. La promesa sigue vigente el día de hoy. ECCAD explica en su expositor sobre HECHOS que el Espíritu Santo no es un premio, que el bautismo con el Espíritu Santo es otorgado para dar testimonio, para servir y para ser testigos de Jesús.

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