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Viaje de Pablo a Jerusalén, Hch 21:1-16

Hechos 21:8-9
“Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él. 9 Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban”


Pablo y sus acompañantes concluyen su viaje por mar en Cesarea, primer lugar donde se predicó el evangelio a los gentiles en casa de Cornelio (10:1). Aquí vivía Felipe, uno de los siete diáconos nombrados en la Iglesia de Jerusalén (6:5), quien se tornó en evangelista poderoso (Ef 4:11; 2 Ti 4:5), título que se le otorga solo a él en el Nuevo Testamento, por su éxito en evangelizar al Eunuco y a la gente de Samaria (cap. 8), ya habían transcurrido veinte años de esos hechos portentosos.

Lucas resalta que pasaron varios días en este lugar, que para Pablo era familiar pues dos veces en sus viajes a Jerusalén había pasado por aquí (9:30; 18:22), además fueron bien recibidos, disfrutando la hospitalidad de este varón y su familia. Lucas utilizó el tiempo para conocer de primera mano los hechos sobre Felipe, la conversión del Eunuco y la evangelización en Samaria (caps. 6-8).

Al mencionar a las doncellas, se refiere a mujeres solteras, no para exaltar la virginidad de las jóvenes, sino una forma de expresar que éstas, no tenían aun compromiso matrimonial. El Comentario Biblico Mundo Hispano menciona que antes del siglo XVII, el significado de la palabra profetizar también se utilizaba para expresar lo que en la actualidad sería predicar, por lo que muy probablemente estas doncellas también predicaban la palabra de Dios.

Nota litúrgica

En la época de los primeros creyentes, a la mujer no le estaba permitido, hablar en los cultos (1 Co 14:34), ni enseñar donde había varones aptos para ello, las mujeres debían guardar silencio (1 Ti 2:11-15), tenían que orar o profetizar con la cabeza cubierta (1 Co 11:5). En la actualidad la mujer al igual que el hombre goza de los mismos privilegios en cuanto a la participación y a tomar la palabra en las reuniones de adoración a Dios, sin tener que cubrirse la cabeza (algunos grupos todavía lo piden). El ministerio de las hijas de Felipe, parece ser una muestra de los cambios que se avecinarían en la cristiandad

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