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Pablo relata su conversión, Hch 22:6-16 (Hch 9:1-19; 26:12-18)

Hechos 22:8-11
“Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues. 9 Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo. 10 Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas. 11 Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco.”


Lucas registró una vez más el diálogo de Pablo con Jesús. La pregunta “¿Quien eres, Señor?” refleja el asombro de Pablo ante este divino acontecimiento; por otro lado, la expresión “Señor” denota una sumisión inmediata ante aquella voz.

La respuesta que el apóstol recibió causó un cambio radical inmediato en la vida del apóstol, puesto que al instante Pablo se rindió delante de él. La expresión “Jesús de Nazaret” se omite en los capítulos 9 y 26 donde también se narra ese encuentro. Era necesario que los judíos reconocieran que éste era el verdadero Cristo, el Hijo de Dios y que había venido a mostrar el camino. Todos debían saber que los judíos cristianos estaban en lo correcto, y que la puerta también se había abierto a los gentiles. Era el Jesús de Nazaret, a quien años atrás habían crucificado, pero que también había resucitado.

Para Meditar

los hombres que venían con él debieron haber experimentado algún cambio en sus convicciones, pues vieron la luz que el apóstol vio y también escucharon la voz majestuosa de Jesús, aunque no la entendieron. Camino a Damasco, acompañando al perseguidor ciego, algo debió haber sucedido en sus vidas y si alguno se quedó con él en la casa de Judas (Hch 9:11) pudo haber visto a Ananías imponiéndole sus manos, para que recobrara la vista y recibiera el Espíritu Santo. ¿Habremos vivido experiencia semejante?

Por último, la pregunta “¿qué haré Señor?” dejó en claro que el apóstol se rendía a la voluntad de Cristo. Su encuentro con Jesús causó un impacto muy profundo en la vida del apóstol Pablo. De ser un perseguidor, ahora se constituía en un siervo fiel del Señor para siempre. Después de esto, Pablo continúo diciendo que Jesús le había dado indicaciones para ir a Damasco y esperar nuevas instrucciones. Luego, los que le acompañaban tuvieron que llevarlo de la mano y ayudarlo, pues había quedado ciego a causa de “la gloria de la luz”.

Para Meditar

Pablo nunca mas volvió a perseguir a los cristianos. Por el momento quedó a la espera; indefenso, imposibilitado para ver, pero con un nuevo corazón, a la expectativa de recibir una nueva comisión, un nuevo camino y una gran responsabilidad. Muy parecido a lo que ha acontecido a tantos creyentes que se conviertieron en situaciones dramáticas.

© 2018 La Biblia Continental. Todos los derechos reservados. Diseñado por Creating Destiny Graphics. Biblia Reina Valera 1960 y El texto bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Reina-Valera 1960® es una marca registrada de American Bible Society, por lo cual se puede usar solamente bajo licencia.