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Pablo ante Félix en Cesarea, Hch 24:1-21

Hechos 24:10-13
“Habiéndole hecho señal el gobernador a Pablo para que hablase, éste respondió: Porque sé que desde hace muchos años eres juez de esta nación, con buen ánimo haré mi defensa.  11Como tú puedes cerciorarte, no hace más de doce días que subí a adorar a Jerusalén;  12y no me hallaron disputando con ninguno, ni amotinando a la multitud; ni en el templo, ni en las sinagogas ni en la ciudad; 13ni te pueden probar las cosas de que ahora me acusan ”


El gobernador le da la oportunidad a Pablo de presentar su defensa, sin decir palabra alguna a los acusadores, la cual inicia sin adulaciones, solo resaltando que es un juez de esa nación, sin calificar o adular su forma de gobierno. Y era verdad lo que afirmaba pues Félix ya llevaba un tiempo en el cargo y antes había servido en Samaria. Implícitamente Pablo anhelaba que Félix pudiera actuar justamente y dejarlo libre, pues él en las ocasiones anteriores había señalado que era inocente, actuando con buena conciencia y conforme a la ley.

El optimismo de Pablo al señalar con buen ánimo haré mi defensa, se muestra como un creyente que confiaba en Dios quien le daba la gracia y sabiduría y también pondría en sus labios las palabras adecuadas que decir.

1.- No hace mas de doce días subí a adorar a Jerusalén. Un dato que quizá el gobernador desconocía, sin embargo era una prueba fehaciente de que Pablo no andaba haciendo revueltas en Jerusalén o con los judíos, además esto comprueba que en cuanto llegó a la ciudad, ya lo esperaban para matarle, no le habían dado la oportunidad de explicarles la base de su fe. Pablo enseñaba a respetar a sus autoridades y a mantener la paz (Ro 13:1-7) Junio 7 p.m. 2.- No me hallaron disputando con ninguno. Los judíos no podían presentar pruebas contundentes o a las personas con las que Pablo hubiera tenido alguna discusión o altercado, el había llegado directo con los hermanos, había hablado con los apóstoles encargados de la iglesia de Jerusalén, aceptando las condiciones que le habían impuesto, para que los judíos que estaban inconformes, pudieran observar que Pablo vivía como todo judío, respetando la ley mosaica.

3.- Ni amotinando a la multitud; ni en el templo, ni en las sinagogas, ni en la ciudad. En la ciudad no se había visto a Pablo amotinando gente, ni en Jerusalén, ni en ningún lugar del imperio, es verdad que cuando el tribuno Lisias le arrebató de los judíos lo confundió con un caudillo egipcio. Sin embargo el estaba en el templo listo para presentar su sacrificio, junto con los cuatro que estaban cumpliendo su voto. En esta visita a Jerusalén Pablo, vino solo ofrecer sus ofrendas y gratitud a Dios, por su amor infinito. ¿por qué acusarlo de algo que jamás había hecho Pablo?

© 2018 La Biblia Continental. Todos los derechos reservados. Diseñado por Creating Destiny Graphics. Biblia Reina Valera 1960 y El texto bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Reina-Valera 1960® es una marca registrada de American Bible Society, por lo cual se puede usar solamente bajo licencia.