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El famoso predicador Charles Spurgeon dijo que, “Los sermones más eficaces son aquellos que hacen que los opositores del Evangelio se muerdan sus labios, y crujan sus dientes”, ésta fue exactamente la reacción de los que oyeron el famoso sermón de 60 versículos de Esteban.
¿Qué de la pena de muerte? En las diferentes sociedades se ha practicado la acción letal en contra de aquellos que han infringido la ley. En todos estos siglos para llevar a cabo la pena de muerte se han usado diferentes métodos: los romanos usaban la muerte por crucifixión para los que no eran ciudadanos romanos y la espada para decapitar a los criminales ciudadanos romanos, en algunos países y en tiempos de guerra se han usado los pelotones de fusilamiento, en el oeste y en el medio oriente se usó el ahorcamiento y después de la Revolución Francesa se usó la guillotina como instrumento de justicia y qué decir de la sociedad americana, donde se usa la silla eléctrica y la inyección letal para ejecutar a los criminales.
La palabra de Dios, desde Génesis 9:6 establece que, —“El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre”. Se está hablando de una persona que cometió un crimen, privilegiando la vida humana la cual fue dada como imagen de Dios. Posteriormente, en la ley mosaica, se estableció la pena de muerte por apedreamiento de acuerdo a Números 15:36 y Deuteronomio 21:18-23. Bajo esta ley Esteban fue finalmente ejecutado y pasó directamente a la presencia de Dios.
Actualmente, los Derechos Humanos de tercera generación o progresistas están luchando por la abolición de esta ley de pena de muerte en los países donde todavía tiene vigencia. ¿Existen crímenes que merecen la pena de muerte? La Biblia dice que sí.
Se tiene que recordar que uno de los que aprobó la muerte de Esteban fue el futuro apóstol a los gentiles, el mismo Saulo de Tarso, así que, cuando se analiza la última acusación de los testigos, de que “… cambiará las costumbres que nos dio Moisés”, fue verdad ya que a partir del establecimiento de la iglesia como Jesús y los apóstoles la organizaron, rompía con la liturgia y modelo que Dios le dijo a Moisés que lo hiciera. Este modelo seguía siendo la forma en la cual los judíos del primer siglo adoraban a Dios a través de la ley mosaica. Basta leer el libro a los hebreos para darse cuenta del rompimiento brutal del antiguo pacto y el establecimiento del nuevo pacto de acuerdo a la narrativa de la última cena de Jesús con sus discípulos. (Jn 13:1-35).
Finalmente en este apartado, el Espíritu Santo le da a Esteban la capacidad extraordinaria para ver la gloria de Dios y a Jesús sentado a la diestra, así como los cielos abiertos para poder resistir en ese día malo. Es una lección práctica y dolorosa para entender que no importa las circunstancias en las cuales esté envuelto el discípulo de Cristo, si es por causa de la justicia de Dios, se cumplirá lo dicho por Jesús en Mateo 5:11-12: “11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. 12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros”. Esteban tuvo esa paz que sobrepasa todo entendimiento la cual está prometida para todo aquél que es su discípulo y mantiene una relación personal y profunda con él, a través de su Espíritu Santo y su palabra. Esteban entregó su espíritu con la misma oración con la que Jesús hizo lo mismo: “Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió”.