Mateo 15:4-6 “Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. Pero vosotros decís: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición”.

Jesús respondió a la pregunta, comparando Deuteronomio 5:16 “Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová tu Dios te da.” Y Levítico 20:9 “Todo hombre que maldijere a su padre o a su madre, de cierto morirá; a su padre o a su madre maldijo; su sangre será sobre él.” De esta forma les recordó su transgresión a los mandamientos de Dios, que mediante el establecimiento de sus tradiciones evadían de forma fraudulenta el apoyo financiero a sus ancianos padres.

Cuando los padres llegaran a pedir ayuda, ellos sólo debían decir: “con lo que pudiera ayudarte lo he dedicado a Dios”, quedando así liberados del mandamiento divino.

La maldad de la tradición religiosa fue exhibida de forma directa, pues no sólo rechazaba la ley de Moisés, sino que aunado a esto carecía de misericordia y principios morales.

Para Meditar: Ofrecer o hacer promesas a Dios revela nuestra adoración y es aceptable, pero nunca sacrificando nuestros deberes filiales. No podemos justificar nuestra falta de moralidad y misericordia con promesas fraudulentas y engañosas al Señor. “Adorar a Dios y darle culto es avivar la conciencia con la santidad de Dios, alimentar la mente con su verdad, purificar la imaginación con su belleza, abrir el corazón a su amor y finalmente consagrar nuestra voluntad al propósito de Él.” (William Temple)