Una aplicación práctica

Mateo 16:24-28 “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino” 

“Si alguno quiere venir en pos de mí…”He aquí los pasos prácticos que Cristo enseña para obtener la vida eterna. De la reprensión Jesús pasa a una seria advertencia. En medio de la bonanza de un mundo consumista, donde los espacios y la cultura del ocio están en auge, sin duda que estos requerimientos resultan incomprensibles para la mente occidental, aun para los habitantes de los países del sur. ¿Qué significa negarse a sí mismo y tomar su cruz? Significa seguir a un Cristo que será avergonzado, maltratado y crucificado, lo cual es un ejemplo de renuncia total a defender nuestros derechos cuando tratamos de vivir la vida en Cristo.

Implica sufrir el agravio y pasar por alto la ofensa cuando es por causa del evangelio. Lo anterior se da en el contexto de la vida discipular y del testimonio de Cristo. Padecer en este mundo es permitir la persecución por causa de Cristo, no es la renuncia a nuestros derechos civiles y de respeto humano, cuando menos Jesús dejó claro este concepto: “Jesús le respondió: Si he hablado mal, testifica en qué está el mal; y si bien, ¿por qué me golpeas?” (Jn 18:23). Cristo no está poniendo literalmente la otra mejilla.

En este contexto, Jesús enseña que un discípulo debe tener una convicción profunda de entregar su vida a la causa de él. “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará,” después de la resurrección de Cristo y del bautismo en el Espíritu Santo, estos discípulos medrosos y con una corta visión, entendieron plenamente el significado de estas palabras.

Si alguno quiere… implica el llamado a la gran masa, pero también al individuo el cual decide en última instancia su destino. Está abierto a todos pero se requiere ejercer el libre albedrío para ejercer la acción inmediata y puntual, no hay atajos ni desvíos, el camino es recto y es menester atenderlo si se quiere ser el discípulo que Cristo quiere que seamos.

Para Meditar: El humano está acostumbrado a hacer obras para ganarse un lugar en el cielo. Le es más fácil “comprar” la salvación y vivir su vida en el libertinaje, sin control y sin cortapisas, como aquel rico insensato: “y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?” (Lc 12:19-20). No existe la manera en términos humanos para que el hombre pueda acceder al cielo sin los requerimientos que Jesús enseñó en los evangelios: “Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lc 13:3)..

Nota Sociológica:¿Cuál es el valor de un alma? Los cristianos son acusados de velar solo por lo intangible, por el espíritu y por el alma del hombre. Se les advierte de no hacer gran cosa por las causas sociales, los derechos humanos y la justicia social. La pastoral social está ausente de la agenda de las diferentes denominaciones evangélicas, mientras se llega al cielo los grupos de poder se aprovechan de esta inacción de los grupos evangélicos, hasta se puede pensar de una ingenuidad social y política. Si bien se debe tener cuidado con las corrientes teológicas afines a las causas sociales como la del reino ahora, eso no quiere decir que se permita la parálisis social en términos de proyectos que beneficien a la sociedad. .

Para pensar: En términos espirituales, no existe algo de tanto valor que pueda comprar un alma, solo Jesucristo pudo hacer ese pago: “Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre” (Jn 10:17).

En el último versículo, “…hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino”. Jesús no deja claro a cuál evento se refiere y deja abierta la posibilidad para que pensemos que podrían dos o tres sucesos. Podrían ser su muerte y resurrección, la venida del Espíritu Santo en el libro de los Hechos o a la destrucción de Jerusalén en el año 70 por el emperador romano Tito.