Pago del impuesto del templo

Mateo 17:24-27 “Cuando llegaron a Capernaum, vinieron a Pedro los que cobraban las dos dracmas, y le dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas? El dijo: Sí. Y al entrar él en casa, Jesús le habló primero, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños? Pedro le respondió: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos. Sin embargo, para no ofenderles, ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo, y dáselo por mí y por ti”. 

En el Antiguo Testamento estaba estipulado el impuesto de medio siclo – el tipo de cambio en el santuario- para todo israelita mayor de 20 años de edad (Éxodo 30:11-16; 38:26), este impuesto estaba destinado para el sostenimiento del templo y su pago era anual. En el Nuevo Testamento, el tipo de cambio eran dos dracmas, equivalía al sueldo de un día de dos jornaleros. Por eso los cobradores de impuestos se acercaron a Pedro quien estaba fuera de la casa a donde habían llegado en Capernaum.

Algunos piensan que Jesús nunca cuestionó el sistema de cosas y que aceptó todo lo que le imponían. En esta ocasión Cristo entabla una conversación con Pedro “¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños?”, la respuesta es obvia, los impuestos los pagan los extraños, luego la descendencia real estaba exenta de pago. Jesús para evitar un conflicto estéril, ordena uno de los milagros más sui generis de su ministerio: le ordena a un pez que descienda al fondo del mar y guarde en su hocico una moneda la cual cubriría exactamente la demanda de pago. Pedro no cuestiona la orden y hace tal cual le es ordenado.

Para Meditar: ¿Ha recibido usted un milagro parecido a éste? Nunca dudemos del poder de Dios ni de su originalidad. Dios se vale de personas, circunstancias y hasta de animales para suplir alguna necesidad de sus hijos o dar respuesta a una petición. ¡Qué Dios tan original tenemos!