Los dos deudores

Mateo 18:23-25 “Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas”.

Las parábolas son una analogía tomadas de la vida cotidiana con una aplicación espiritual y ésta fue la técnica de enseñanza más usada por el Señor Jesús, en este caso cuando está hablando del perdón no hace una excepción, si no que les presenta verdades profundas mediante los dos deudores.

Lo que surge a primera vista en el pasaje es un tremendo contraste entre los dos deudores pero ambos necesitaban lo mismo, el perdón ya que se encontraban en la misma condición no tenían como pagar, las consecuencias para una persona que no podía cumplir con su compromiso era que el acreedor podía tomar a sus hijos, esposa y sus posesiones y venderles para cubrir el monto de la deuda, o bien llevar al deudor a la cárcel y mientras él estaba privado de su libertad la familia podía vender sus bienes con el fin de cubrir la cantidad requerida, y en este proceso se encuentra el primer deudor, el que pide misericordia a el Rey y este viendo que la deuda es impagable le perdona.

En muchas ocasiones al ser humano mide con una medida diferente a sus iguales, fácilmente se olvida de la misericordia que se ha hecho con él y exige a otros de forma intransigente el pago de las deudas que se han contraído con él, para ver de una forma más clara esto se hacen algunos cálculos: la deuda del primer siervo era de 10 mil talentos, traducido a denarios eran 60 millones de denarios, y el segundo le debía 100 denarios ( esto equivale a 3 meses de salario de un jornalero, algo alcanzable), la diferencia entre uno y otro es inmensa.

Lo anterior para ilustrar lo que el Señor trata de enseñar en cuanto al perdón entre unos y otros, Él ha perdonado a cada creyente sus ofensas y le ha restituido a la comunión con Él, algo que el ser humano por si mismo nunca hubiera podido lograr, por la deuda impagable que tenía con el Padre celestial, sin embargo su amor es tan grande que ha otorgado total libertad mediante el sacrificio de su Hijo en la cruz del calvario, esto compromete a los creyentes a perdonar a aquellos que le ofenden, ya que nunca se compara con lo que el Padre le ha perdonado a él.