Nuevamente Jesús anuncia su muerte, Mt 20:17-19
(Mr 10.32-34; Lc 18.31-34)

Mateo 20:17-19 "17 Subiendo Jesús a Jerusalén, tomó a sus doce discípulos aparte en el camino, y les dijo: 18 He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte; 19 y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le azoten, y le crucifiquen; mas al tercer día resucitará."

Ésta es la tercera vez que Jesús anuncia su muerte en la cruz del calvario, la primera vez fue en Mateo 16:21, la segunda vez en Mateo 17:22-23 y hasta podría considerarse como cuarta vez, ya que en Mateo 17:12 Jesús también lo profetiza.

Sin duda que la intención del Señor Jesucristo al reiterar con marcada insistencia sobre su martirio en una cruz era parte de la preparación emocional y espiritual para que sus discípulos, llegado el momento, tuvieran la capacidad de asimilar este hecho que cambiaría el tratamiento de Dios con la raza humana.

Los discípulos entendían muy bien lo que implicaba una muerte de tal naturaleza. Vivían bajo el dominio del Imperio Romano el cual practicaba tales ejecuciones sumarias. Significaba, exponer al sentenciado al flagelo y a la exposición pública y con esto dar una muerte lenta y dolorosa como escarmiento a la sociedad y así disuadir a cometer delitos que merecían tal pena.

Asimismo, la propia ley judía enseñaba en Deuteronomio 21: 22-23: “Si alguno hubiere cometido algún crimen digno de muerte, y lo hiciereis morir, y lo colgareis en un madero, no dejaréis que su cuerpo pase la noche sobre el madero; sin falta lo enterrarás el mismo día, porque maldito por Dios es el colgado; y no contaminarás tu tierra que Jehová tu Dios te da por heredad.” Sólo hay que añadir que la culminación que Cristo hace en este anuncio es gloriosa: “… mas al tercer día resucitará.”

Sin duda esta es la piedra de toque del cristianismo, no solo la promesa hecha por Jesús mismo que resucitaría, sino por el cumplimiento de tal promesa. El último capítulo de este evangelio da cuenta de pasajes únicos narrados por Mateo, como son: la guardia ante la tumba y el informe de la guardia, solo para corroborar el temor de los gobernantes judíos de que tal promesa se cumpliera. Por ésta y muchas razones, cobra relevancia la contundencia de las palabras de Jesús en este tema: “ Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.(Juan 10:17-18).
Solo puede salir una sola exclamación: ¡ Gloria a Dios ¡.