MATEO CAPITULO 25
Parábola de las diez vírgenes Mt 25: 1-13
Mateo 25:1-13 "Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir."

Una vez más, el Señor Jesucristo continúa con sus enseñanzas proféticas acerca de su venida y del fin del mundo. En este caso usa una celebración muy conocida en la cultura oriental: una boda. Él mismo, al inicio de su ministerio había estado presente en Caná de Galilea en una boda de acuerdo al relato del evangelio de Juan capítulo 2.

Nota Doctrinal: He aquí otra de las doctrinas fundamentales de la cristiandad universal: Jesucristo viene. En el primer siglo era tan fuerte esta enseñanza que el mismo apóstol Pablo plasmó en una de sus cartas tal acontecimiento esperando que fuera en su propia generación: “Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1 Ts 4:17).

En medio de los muchos distractores que se tienen en el presente siglo, la iglesia y sus líderes bien harían en recordar, reiterar y repetir esta poderosa doctrina que hace tomar conciencia sobre la brevedad de la vida y la necesaria preparación para recibir de nueva cuenta al Rey de reyes y Señor de señores.

Sobre este tema existen algunas controversias y corrientes doctrinales que colocan sus énfasis para enseñar sobre cuales son exactamente los tiempos en los cuales Jesús vendría. Lo importante es que, “Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hch1:11).

En esta parábola, la enseñanza es clara y directa del Señor Jesucristo: el esposo viene por los suyos, él viene por todos y todos deben estar preparados, depende de la responsabilidad de cada uno para estar listos, porque, “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 P 3:9).

Para Meditar: Será semejante a diez vírgenes… esta frase ofrece el comparativo a las bodas que se celebraban en ese tiempo y en la cultura oriental. Es probable que Jesús mismo esté recordando lo dicho en Mateo 24:36 “Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.” Es la parousía (παρουσία), su segunda venida y en esto se establecen dos convicciones, la primera: Jesucristo viene por su iglesia y la segunda: no se sabe cuándo será este acontecimiento. Parece un contrasentido, pero no lo es, Dios quiere que vivamos con esa expectativa para nuestro propio beneficio y cuidado de la vida espiritual.

En esta parábola, de semejanza con el reino de los cielos y la segunda venida de Jesucristo, se describen a diez vírgenes, las cuales en su totalidad estaban esperando al esposo; las diez vírgenes estaban aparentemente listas, pero no tanto, ya que Jesús las separa en cinco prudentes y cinco insensatas. Si bien cada una de ellas tenía físicamente sus lámparas, pero no todas las vírgenes habían previsto llenarlas de aceite. Esto marcó la diferencia entre unas y otras, pues la historia narra el proceso: las prudentes tomaron aceite para que sus lámparas estuvieran encendidas y nos les faltara en el momento que se necesitara. Por el contrario las insensatas tomaron solo las lámparas pero sin el aceite necesario para completar la espera del esposo anhelado. ¿Habrá alguna lección para la iglesia contemporánea del Señor Jesucristo? Por supuesto que sí, la preparación necesaria y la expectativa del regreso inminente de su esposo, son las acciones que la iglesia debe tener presente no vaya a suceder que el esposo responda: “De cierto os digo, que no os conozco”. De ahí la aplicación, recomendación y enseñanza de Jesús en ésta parábola: “Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir”.

Como les dijera Jesucristo a sus primitivos discípulos cuando “Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad;” (Hch 1:6-7).

En esta parábola que tiene elementos de una alegoría ya que varios de sus componentes tienen un significado simbólico, es clara la enseñanza para la justa preparación y una permanente esperanza ad infinutm o sea continuar indefinidamente sin límite la espera de la segunda venida del Señor Jesucristo.

Asimismo, la realidad de la vida de los miembros de la iglesia siempre tiene que ser sopesada. Así como había cinco vírgenes prudentes que se prepararon diligentemente para recibir al esposo y cinco vírgenes insensatas que descuidadamente no tomaron las previsiones del caso, así también existen cristianos que cuidan su salvación temor y con temblor (Filipenses 2:12). En contraparte tristemente, también habrá quienes vivan un cristianismo descuidado y sin propósito.

Esta parábola es para ambos grupos, “vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia;” (Ro 2:7-8) la recomendación final es esta: “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos” (He 2:1).

La narrativa de esta parábola nos dice que es la tercera y última etapa de una boda, las formalidades previas habían sido cumplidas, sólo faltaba el encuentro final, la hora en que el esposo habría de ir por su amada. Así se está cumpliendo también el proceso de la segunda venida de Jesucristo en nuestros tiempos, todo se está consumando, las profecías se están cumpliendo y el esposo Jesucristo, viene por su esposa la iglesia, que él conquistó y compró con su sacrificio en la cruz del calvario, “Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” (Lc 18:8)