MATEO CAPITULO 26
El complot para prender a Jesús, Mt 26:1-5
(Mr 14:1-2; Lc 22:1-2; Jn 11:45-53)
Mateo 26:1-5 "Cuando hubo acabado Jesús todas estas palabras, dijo a sus discípulos: 2 Sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado. Entonces los principales sacerdotes, los escribas, y los ancianos del pueblo se reunieron en el patio del sumo sacerdote llamado Caifás, 4 y tuvieron consejo para prender con engaño a Jesús, y matarle. 5 Pero decían: No durante la fiesta, para que no se haga alboroto en el pueblo."

En la inmediatez del discurso de Jesús estaba también la feroz urgencia del ahora. La descripción gráfica que había hecho sobre los acontecimientos futuros, su segunda venida y la restauración de la nación de Israel, es cortada abruptamente con la fría y cruenta realidad que tenía frente a él. El tipo y el antitipo estaban a punto de encontrarse a través de la celebración de la pascua judía.

La prescripción de la ley respecto a la conmemoración de una de las tres fiestas anuales que se celebraban en Jerusalén decía: “Tres veces cada año aparecerá todo varón tuyo delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere: en la fiesta solemne de los panes sin levadura, y en la fiesta solemne de las semanas, y en la fiesta solemne de los tabernáculos. Y ninguno se presentará delante de Jehová con las manos vacías; cada uno con la ofrenda de su mano, conforme a la bendición que Jehová tu Dios te hubiere dado” (Dt. 16:16-17). Esta fiesta era muy importante para el pueblo judío ya que recordaba la salida de la esclavitud que por cuatrocientos años había sufrido Israel a manos de Egipto. Era la fiesta de la libertad, del gozo y de la paz.

En este tenor, Jesús estaba preparado para el cumplimiento de las profecías respecto a su venta, arresto, tortura y crucifixión y así llegar hasta la última etapa del plan redentor para la raza humana.

En línea con la propuesta del sumo sacerdote: “Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada; ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca” (Jn.11:49-50), ellos sabían que jamás podrían prender a Jesús a través de alguna equivocación o pecado de él. Tendría que ser a través de argucias y de trampas que ellos prepararan.

Para Meditar: El enemigo de nuestras almas denominado el diablo o Satanás, sigue con las mismas estrategias de enredos y mentiras para sojuzgar a los hijos de Dios, nuestra tarea es permanecer firmes, resistiendo para que se cumpla la escritura en nosotros: “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes” (Ef. 6:13).

El sumo sacerdote oficial de ese tiempo era Anás suegro de Caifás y éste, era un tipo de poder detrás del trono, ya que por cuestiones políticas los romanos habían destituido a Anás. De cualquier manera el pueblo le siguió reconociendo su autoridad moral acatando lo que dice la escritura en Números 35:25 donde la función del sumo sacerdote se define vitalicia: : “y la congregación librará al homicida de mano del vengador de la sangre, y la congregación lo hará volver a su ciudad de refugio, en la cual se había refugiado; y morará en ella hasta que muera el sumo sacerdote, el cual fue ungido con el aceite santo”.

En este contexto, se celebra esta reunión secreta, en un lugar no oficial para tratar un asunto tan importante, no con todos los miembros del Sanedrín –máximo cuerpo gobernante de los judíos. No, esta reunión se lleva a cabo en la oscuridad, dirigida por los más bajos instintos del asesinato, de la traición y la conspiración. Así trabajan las huestes malignas, lo más triste es que en ocasiones usa a personas que se supone deberían de defender la fe y la verdad de Dios.

La visión corta de estos líderes religiosos solo veía la amenaza que Jesús supondría a los negocios de su templo, a la exhibición que Jesús pudiera seguir haciendo de ellos por la falta de conocimiento de las Sagradas Escrituras y al posible conflicto que el arresto de Jesús significaría para con

los romanos. Nada que ver con el cumplimiento de las más de treinta profecías que se consumarían a partir de su arresto hasta su crucifixión. Desgraciadamente, los líderes religiosos de nuestros tiempos, no están exentos de ser tentados con las mismas estrategias del diablo.