Jesús sentenciado a muerte, Mt 27:15-31
(Mr 15:6-20; Lc 23:13-25; Jn 18:38-19:16)
Mateo 27:15-31 "Ahora bien, en el día de la fiesta acostumbraba el gobernador soltar al pueblo un preso, el que quisiesen. 16 Y tenían entonces un preso famoso llamado Barrabás. 17 Reunidos, pues, ellos, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo? 18 Porque sabía que por envidia le habían entregado. 19 Y estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir: No tengas nada que ver con ese justo; porque hoy he padecido mucho en sueños por causa de él. 20 Pero los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a la multitud que pidiese a Barrabás, y que Jesús fuese muerto. 21 Y respondiendo el gobernador, les dijo: ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron: A Barrabás. 22 Pilato les dijo: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? Todos le dijeron: ¡Sea crucificado! 23 Y el gobernador les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más, diciendo: ¡Sea crucificado! 24 Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros. 25 Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos. 26 Entonces les soltó a Barrabás; y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado. 27 Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio, y reunieron alrededor de él a toda la compañía; 28 y desnudándole, le echaron encima un manto de escarlata, 29 y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, le escarnecían, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos! 30 Y escupiéndole, tomaban la caña y le golpeaban en la cabeza. 31 Después de haberle escarnecido, le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos, y le llevaron para crucificarle."

Algunos se preguntan ¿dónde está el Pilato impetuoso, directo, "venal, violento, rapaz, extorsionador y tirano"? El que debía mandar es ordenado, el que tenía la autoridad, se la estaba cediendo a la plebe.

La preposición κατά tiene un sentido distributivo en una expresión temporal: en el tiempo de la fiesta, o en cada fiesta.1 La tradición de soltar a un reo en cada fiesta, fue “la tabla de salvación” para Pilato, para este gobernador estaba claro que los gobernantes judíos entregaban a Jesús al imperio romano por envidia, las acusaciones ciertas o falsas quedaban en segundo plano. El pragmatismo político de Pilato estaba a punto de surgir con la pregunta: ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo? La manipulación de la multitud de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos no se hace esperar para que gritaran: a Barrabas y el evangelista Juan le coloca el adjetivo de ladrón (Jn. 18:40)

En Pilato vemos el peligro del poder unificado en una persona, la palabra de Dios dice que, “Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; Mas en la multitud de consejeros hay seguridad” (Pr.11.14). El peligro de no ser guiado por el Espíritu Santo y su palabra. El caso Pilato es un testimonio de un hombre que navegó por las aguas de la indecisión en el juicio a Jesús. El dictamen lo logró a bases de preguntas que más que retóricas, tenían el propósito de deslindarse de la responsabilidad que tenía como gobernador y representante del imperio romano de Judea.

Pilato reconoció la inocencia de Jesús: “Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros”. Aun así, el Credo Niceno en su noveno renglón dice que, “Y fue crucificado por nosotros bajo el poder de Poncio Pilatos,” introduciendo el elemento histórico de la vida de Jesús y en los anales de la raza humana.
Pilato y su esposa sabían con certeza que el Señor Jesucristo era inocente, este gobernador conoció las motivaciones oscuras y reales por lo cual fue entregado por eso las preguntas “¿qué mal ha hecho?” y por eso el deslinde, con el famoso lavatorio de sus manos: “tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo,”.

Algunos piensan que dentro de la multitud que gritaron: ¡Sea crucificado!, también había personas que le hayan gritado días antes a Jesús en su entrada triunfal a Jerusalén “… Hosanna al Hijo de David! Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!” (Mt. 21:9), así como también después las hubo en el primer discurso de Pedro en Hechos 2:22-23: “Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole;”.

Para Meditar: A este Jesús “despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebrantos,” (Is.53:3) es al que servimos y adoramos, obediente hasta la muerte y muerte de cruz.

Fueron varios tipos de escarnios que la soldadesca le hiciera a Jesús: primero le llevaron a la residencia que tenía el gobernador en Jerusalén, enseguida le desnudaron, le pusieron un manto de color escarlata – muy probable de los que usaban ellos mismos-, le colocaron una corona de espinas emulando una corona real, le dieron una caña en su mano derecha para imitar el cetro de mando de un rey, con sarcasmo le hicieron reverencia, le gritaron ¡Salve, Rey de los judíos! Y, por si fuera poco, le escupieron, además de golpearle en su cabeza.

Lo anterior, en medio de la decisión de Jesús de seguir renunciando a las más de doce legiones que su Padre le podía enviar para su rescate. Por todo esto y la decisión firme de completar la obra de redención, el Señor Jesucristo merece nuestra alabanza, adoración y total obediencia en el servicio que le brindemos en su obra.

1Hanna, R. (1993). Ayuda Gramatical Para el Estudio del Nuevo Testamento Griego : Hanna, Roberto. (70). El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.