Jesús principia su ministerio, Mt 4:12-25
Mateo 4:12-16 “Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea;  y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí, para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, Camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles; El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció.”

Nota Histórica: Jesús se entera de que Juan había sido tomado preso por Herodes, porque censuró el tener como esposa a la mujer de su hermano, algo que la ley no permitía. Por otro lado, Flavio Josefo, el famoso historiador judío, dice con relación al bautista, “Y cuando los otros se reunieron, como su excitación llegaba al punto de la fiebre al escuchar palabras, Herodes empezó a temer que la gran capacidad de Juan para persuadir a la gente podría conducir a algún tipo de revuelta, ya que ellos parecían susceptibles de hacer cualquier cosa que él aconsejase. Por eso decidió eliminar a Juan adelantándose a atacar antes de que él encendiese una rebelión. Herodes consideró esto mejor que esperar a que la situación cambiara y lamentarse cuando estuviera sumido en una crisis. Y así, a causa del recelo de Herodes, Juan fue llevado en cadenas a Maqueronte, la fortaleza de montaña antes mencionada; allí se le dio muerte. (Las Antigüedades judías L. 18, cap. 5.2 Pag 116-119 Según la traducción de John P. Meier) http://usuaris.tinet.cat/fqi_sp04/jb_flavi_sp.htm

Es decir, Juan fue encarcelado y asesinado por el temor de Herodes a que se iniciara una insurrección, muchos eran los seguidores de Juan, muchos de ellos se volvieron a Jesús, por lo que esto pudo inquietar a Herodes. Quizá pensó Jesús que podía correr la misma suerte que Juan, así que decidió salir de Judea y aún de Nazaret, dirigiéndose a Capernaum, ciudad localizada en los que fueron territorios de las tribus de Zabulón y Neftalí. Mateo ve en ello el cumplimiento de una profecía de Is. 9:1-2, y la describe como territorios en los que solo se alcanzaba a ver “tribulación y tinieblas, oscuridad y angustia; y … sumidos en las tinieblas.” (Is. 8:22) a causa de invasión de los asirios, un pueblo cruel en extremo. Con la llegada de Jesús, luz les resplandeció, y no cualquier luz, sino la Luz del mundo, la luz de aquel que a los suyos había venido. Privilegio grande de esta ciudad, antes entristecida, ahora podía ver el inicio del ministerio de Jesús, un evento que ha trascendido las edades, estremecido los infiernos, e impactado la eternidad, y que hasta hoy sigue libertando al mundo del pecado y de la muerte.