Mateo 5:5 “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.”

Qué mejor elemento que la mansedumbre para describir el carácter de un hombre que sea capaz de recibir tanta responsabilidad. La mansedumbre como cualidad humana manifiesta la serenidad y el dominio propio ante las faltas y el enojo. El hombre manso no se deja llevar fácilmente por la irritación o la ira. Por el contrario, es capaz de contener la rabia y actuar con serenidad y humildad. La mansedumbre es un fruto del espíritu (Gal 5:23) y nos permite actuar con prudencia ante la provocación y las faltas. Como cualidad de carácter, la mansedumbre es esencial para recibir las bendiciones de Dios y responder ante ellas con la responsabilidad necesaria.

Para Meditar: La buena mayordomía sobre las bendiciones que Dios nos da consiste en una buena administración. Nosotros somos administradores de todo lo que recibimos de parte de Dios y por lo tanto somos responsables de cuidarlo. El orgullo insano y el exceso de confianza son contrarios a un espíritu de mansedumbre. Por el contrario, la humildad y la serenidad hacen de un hombre manso, apto para “heredar” la tierra con todo y las responsabilidades que conlleva.