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Jesús llora ante la tumba de Lázaro, Jn 11: 28-36  

Jn 11:34-37 "y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba. Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?”

Existe una diferencia en el acto de llorar del v.33 y el 35; en el primero se observa un lamento ruidoso por el muerto, y el segundo cuando se refiere a Jesús el término lloró traduce el verbo dakruo,en el tiempo aoristo, que se refiere a un acto puntual, no continuado, es decir lágrimas silenciosas sin desenfreno alguno. Él no llora con desesperación por sentirse perdido en una situación como esa, porque sabía perfectamente lo que sucedería, simplemente lloró en su humanidad y el dolor de otros le conmueve.

No cabe duda que Jesús era una persona controversial, las acciones que llevaba a cabo normalmente dividían a su audiencia y en este caso no fue la excepción, quienes fueron testigos de sus lágrimas las interpretaron de diferente manera, unos, reconocieron el gran amor que tenía por su amigo y otros omiten ese detalle y se dedican a dudar de su poder comparando cómo pudo sanar a un ciego y no evitar que Lázaro muriera.