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El complot para matar a Jesús, Jn 11:45-57 (Mt 26.1-5; Mr 14.1-2; Lc 22.1-2)  

Jn 11:45 "Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él”

Este fue uno de los principales propósitos del ministerio de Jesús al venir a esta tierra: que creyesen en él. En este caso, la fe se origina en el milagro de la resurrección de Lázaro, no todos los días resucita una persona que tiene cuatro días de muerta y, por añadidura el cuerpo de Lázaro ya se encontraba en estado de descomposición, sin embargo, con esa sencillez que le caracterizó, Jesús simplemente hace una oración apenas audible a los presentes y el poder de Dios se hace manifiesto con el grito de Jesús: ¡Lázaro, ven fuera! Se puede notar el orden que se debiera ajustar la práctica pentecostal: primero es la oración sencilla, después puede venir el grito y no a la inversa.

El apóstol Pablo años después recomendó en 2 Timoteo 4:2: “…que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”. Esto fue lo que precisamente Jesús hizo durante todo su ministerio, él aprovechaba cualquier circunstancia para dar una enseñanza, él podía estar en una comida con los amigos de Mateo, caminando por el campo, asistiendo a una sinagoga o al encontrarse con el funeral de un joven usar ese momento para traer una enseñanza magistral.