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La entrada triunfal, Jn.12:12-19 (Mt 21:1-11; Mr 11:1-11; Lc 19:28-40)  

Jn 12:16-19 "Estas cosas no las entendieron sus discípulos al principio; pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas acerca de él, y de que se las habían hecho. Y daba testimonio la gente que estaba con él cuando llamó a Lázaro del sepulcro, y le resucitó de los muertos. Por lo cual también había venido la gente a recibirle, porque había oído que él había hecho esta señal. Pero los fariseos dijeron entre sí: Ya veis que no conseguís nada. Mirad, el mundo se va tras él.”

Algunas cosas que Jesús enseñó o realizó, no fueron comprendidas por sus discípulos en el momento, sino hasta cuando el Espíritu Santo vino a iluminar sus mentes, y, a “abrirles las Escrituras” (Lc 24:32; Jn 14:26). Jesús les indicó que muchas verdades solo serían comprendidas por el ministerio del Espíritu Santo (16:12, 13).

Glorificado. Este término es traducción del gr. “doxazo” (de doxa, opinión). En general en el NT significa: magnificar, exaltar, alabar, especialmente de glorificar a Dios, esto es, darle a Él la honra debida, reconociendo su naturaleza, sus atributos y sus obras.
Al aplicarlo a Cristo en este evangelio, regularmente se refiere a la muerte y resurrección del Señor (Jn 12:23; 13:31, 32).

Testimonio. Es la palabra del gr. “martureo”, una de las más importantes de este evangelio ya que se repite casi treinta veces. Este término le da fuerza al propósito del libro que es, testificar acerca de que Jesús es el Hijo de Dios. Juan se encarga de enfatizarlo por medio de múltiples testimonios. En el inicio y al final del evangelio encontramos esta palabra, ( 1:7; 21:24). Los testigos oculares de la resurrección de Lázaro les contaban a todos los que no habían estado presentes entonces, los detalles de dicha señal.

Señal. Del gr. “semeion” significa señal, marca, indicación, prenda, milagro. Se menciona por lo menos en diecisiete ocasiones y que unida a testimonio, le dan fuerza al argumento del evangelio de testificar de la Deidad de Jesús.

El mundo se va tras él. Expresión de evidente exageración para indicar el arrollador impacto que hizo el ministerio de Jesús, a quien, por más que los líderes religiosos quisieron detener, les fue imposible hacerlo.