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Jesús lava los pies de sus discípulos, Jn 13:1-20  

Jn 13:3-5 "Sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de sus discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.”

La conciencia de su divinidad y la identidad del Hijo con el Padre le hacían la persona más segura que haya vivido en la tierra. Podía condescender sin comprometer su deidad, podía humillarse sin sentirse humillado. Lo mismo que podía expresar las declaraciones más superlativas de sí mismo sin envanecerse y realizar los milagros más portentosos sin enorgullecerse. Porque el Señor conocía que el Padre le había dado todas las cosas, tenía la absoluta certeza de su origen y de su destino divinos.

En la acción que realiza el Señor nos muestra el corazón del Padre. Hace sentir importantes a sus huéspedes. Jesús toma la posición de un siervo que realiza el deber de hospitalidad hacia los invitados.
La forma del relato, los detalles como sus discípulos fijan en él los ojos para seguir todos sus movimientos. La manera como el apóstol narra estos detalles que quedaron muy grabados en su mente y en su corazón, nos indica que el autor fue un testigo presencial del suceso.

Este es el único evangelio que relata como el Señor lava los pies de sus discípulos. Un acto de suma humildad. El Creador, el Hijo de Dios, el Rey de Reyes haciendo el trabajo de un siervo. Este trabajo lo pudo haber hecho cualquiera de sus discípulos, pero ninguno quiso rebajarse a hacer el trabajo de un esclavo. “El Señor tomó forma de siervo” (Fil. 2:7).

Nota litúrgica: Lavamiento de pies. La iglesia primitiva entendió no solo el espíritu de este acto de Jesús sino que también lo pusieron en práctica literalmente (1 Ti 5:10). En algunas confesiones cristianas, como las Iglesias Ortodoxas Griegas, el lavamiento de pies, es una práctica que se ha puesto al nivel de sacramento. En el Reglamento de la Iglesia Local de Las Asambleas de Dios, en los años 80s se dejaba en libertad a las congregaciones de celebrar esta ceremonia, en el tiempo más conveniente. Nunca se consideró un sacramento.

Nota Hitórica: En la época que Jesús anduvo en la tierra, en Palestina los caminos eran muy polvorientos en tiempo de sequía, y en tiempo de lluvia, lodosos, la gente usaba sandalias (suelas sujetas a los pies con correas), motivo por el cual llegaban a las casas, con los pies empolvados. Era una señal de honor para el anfitrión proveer de un siervo para lavar los pies de los invitados y una falta de hospitalidad no hacerlo. Para ello había grandes tinajas de agua a la puerta de las casas.1

1Walvoord, J. F., & Zuck, R. B. (1996). El conocimiento bÌblico, un comentario expositivo: Nuevo Testamento, tomo 2: San Juan, Hechos, Romanos (p. 84). Puebla, MÈxico: Ediciones Las AmÈricas, A.C.