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Jesús, el camino al padre, Jn 14:1-14  

Jn 14:6-7 "Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto”

El lugar al que se refiere Jesús desde el segundo versículo es donde está el Padre, y el camino a seguir es Jesús quien les estaba hablando. La aseveración sobre sí mismo es de gran revelación y fundamental en la vida si se desea estar la eternidad con él. El camino, es decir, la forma o estilo de vida debe ser como la del maestro, es necesario menguar y morir a sí mismo y que Cristo se manifieste en la vida personal. La verdad, que ofrece una realidad invariable aun a pesar del tiempo, circunstancias o cualquier situación que se enfrente, siempre estará ahí. Vida, la palabra que menciona Jesús es Zoé, que no es la vida biológica, ni la humana, sino la vida espiritual que se alcanza a través de Él y que es la misma vida eterna en su gloria.

Nota Doctrinal: La única forma de entrar ante el Padre y llegar a donde Él está, es a través del Hijo. El Hijo es el único camino para la salvación y vida eterna. La doctrina de la salvación puede tener total seguridad en este principio. No hay otro medio divino para ofrecer al hombre un camino hacia Dios. por eso el apóstol Pedro dijo que no hay otro nombre en que podamos ser salvos (Hch 4:12)..

Desde el primer versículo, Jesús pone atención en la relación estrecha entre el Padre y el Hijo, que aquí sigue explicando. El conocimiento del Hijo da conocimiento del Padre, y por lo tanto Jesús menciona que desde ahora ya no hay ignorancia ni ceguera.

Nota Doctrinal: El Padre y el Hijo son el mismo y único Dios; por lo tanto, conocer al Hijo es también conocer al Padre celestial; ver al Hijo es ver al Padre. El Hijo es en el Padre y viceversa. Semejante verdad no fue fácil de manejar para los discípulos y de hecho les resultó imposible entenderlo hasta que Cristo fue glorificado, pero el apóstol Juan fundamenta la divinidad de Jesús en esta expresión para bendición de sus lectores presentes y futuros, ayudando así a entender mejor algo que a él y sus compañeros les costó asimilar en el momento que lo vivieron.