“En aquel día” se refiere al día del derramamiento del Espíritu Santo, cuando hayan recibido la vida e iluminación de la tercera persona de la Trinidad (16:13). Entonces ya no habrá más preguntas por hacer (14:20, 26; 15:26,27; 16:13).
Una de las bendiciones del advenimiento del Espíritu Santo en la vida de los discípulos es que: “todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará”. Constantemente, oración y gozo se presentan unidas. Dios desea ver a sus hijos en plenitud y, saber que Dios escucha y contesta las oraciones hechas en el nombre de Jesús, trae inmenso gozo al alma.
Nota Doctrinal: Aquí se encuentra la manera correcta de orar. Las peticiones deben ser hechas a Dios Padre (Jn 14:13; 15:7,16), en el nombre de su Hijo Jesucristo (Jn 14:13,14; 16:24; 15:16), y en plena comunión con el Espíritu Santo (Ro 8:26).
“Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre”, fueron las palabras de Jesús a sus discípulos. Pero no habían pedido en el nombre de Jesús porque aún no le habían reconocido como el único mediador entre Dios y los hombres (1 Ti 2:5).
Para Meditar: La seguridad que les da el Mesías a sus discípulos es: “pedid y recibiréis”. ¡Qué hermosa promesa para todos los tiempos! Dios está atento a las oraciones de sus hijos, pues viven unidos a él y tienen comunión con él. Hay seguridad en el hecho de que Dios oye la petición, y también en que dará lo que se le pide porque al tener profunda comunión con Él, todo lo que se pida será conforme a su voluntad (Jn 15: 7, 16).