Habiendo dejado en claro que no era de los discípulos de Jesús, entra en confianza con quienes habían apresado a su Maestro. Hace causa común con los enemigos del Señor en vez de enfrentar la situación y defender a su Maestro, y queda en pie cerca de la fogata que aminoraba el frío que azotaba la noche. Se hace uno con las personas que estaban a su alrededor; su actitud cobrará la factura en las horas de la madrugada que empiezan a transcurrir.