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Jesús ante Pilato, Jn 18:28-19:16.

Jn 19:13-16 “Entonces Pilato, oyendo esto, llevó fuera a Jesús, y se sentó en el tribunal en el lugar llamado el Enlosado, y en hebreo Gabata. Era la preparación de la pascua, y como la hora sexta. Entonces dijo a los judíos: ¡He aquí vuestro Rey! Pero ellos gritaron: ¡Fuera, fuera, crucifícale! Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos más rey que César. Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y le llevaron".

En un último intento, desesperado Pilato argumentaba públicamente, procurando quitarse de encima la responsabilidad. La declaración de los líderes religiosos y del pueblo era su sentencia. Mateo 27:25 afirma que aceptaron la responsabilidad y Juan muestra la herejía de ellos al gritar que su único rey era el emperador romano. ¡Hasta dónde llegaba su odio! Pilato sabe bien que los judíos son la nación en todo el imperio, más rebelde al emperador, pero ahora, endurecidos sus corazones, prefirieron negar a su propio Dios y su Mesías, con tal de matar a Jesús.

Sin más argumentos, temeroso, sin autoridad, Pilato, sentado en el tribunal, dicta su decisión y entrega a Jesús a la voluntad de sus enemigos; y aunque Mateo 27:24 nos dice que se lavó las manos, en señal de rechazo a la decisión, lo cierto es que pasaría a la historia como el hombre que ordenó la muerte de Jesús.

Nota Histórica: Juan dice que era como la hora sexta, a diferencia de Marcos 15:25 que menciona la hora tercera. ¿Cómo reconciliar estos hechos? La hora que menciona Juan es la hora en que se dicta sentencia sobre Jesús mientras que la hora que menciona Marcos es cuando lo crucificaron. Vemos en Juan 18:28 que, cuando llevaron a Jesús ante Pilato, era de mañana y, para cuando lo sentencia, era como la hora sexta. Juan usó el horario romano, pues la hora sexta sería como las seis de la mañana. Además, como la hora sexta es una señal de que Juan no tiene claro o no le interesa detallar la hora exacta. En cambio, Marcos siguiendo el horario judío, nos dice la hora de la crucifixión, la hora tercera (Mr 15:25); son las nueve de la mañana en el horario romano. Tres horas de diferencia o menos, que bien pudieron pasar entre la preparación y el traslado hasta el monte de la Calavera.