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El Verbo hecho carne (Jn 1:1-18)  

Jn 1:3-5 “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella” 

En la frase “Todas las cosas por él fueron hechas” Juan presentó a Jesús como agente de la creación. Al ser eterno, el Verbo estaba ahí con el Padre creando el universo. Nada existiría sin Él. Además, Él mismo sostiene al universo que Él ha creado (Col 1:16, 16; Heb1:2; 10); el mundo subsiste y tiene vida por el Hijo de Dios.

Dios es luz y vida, así lo declaró Juan en el versículo 4 y 5. El salmo 36:9, nos presenta una declaración que fortalece estas palabras “Porque contigo está el manantial de la vida; en tu luz veremos la luz”.

En los escritos de Juan, observamos con frecuencia referencias a la vida y la luz ya que la vida para Juan tenía un significado más allá de la existencia física; para él, era una vida espiritual. Por ejemplo, en otros versículos Juan utilizó la frase “nacer de nuevo” que se traduce como “nacer de arriba” (Jn 3:3) y las palabras “eterna” y “abundante” que denotan la trascendencia que tendrá la vida terrenal (Jn 3:16;10:10).

Para Meditar: La luz es símbolo de pureza, verdad, y de todo lo bueno (Sal 4:6; 1 Juan 1:5-7), mientras que las tinieblas representan la maldad y la muerte (Mat 4:16; Efe 5:11). Sólo el Verbo puede impartir vida y luz a los hombres (Jn 8:12), esa es nuestra experiencia. Al venir a este mundo, Jesús traspasó las tinieblas en las que se encontraba el ser humano. El reino de oscuridad no pudo frenar la luz de Dios ni prevalecer sobre ella, por lo cual ahora todos aquellos que le recibimos no estamos más en tinieblas, porque el Hijo de Dios está en nosotros.