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Los primeros discípulos (Jn 1:35-42)  

Jn 1:38-39 “Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras? 39 Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima” 

Al continuar el relato, el evangelista indicó que dos de los discípulos de Juan el Bautista siguieron a Jesús; pero el, al percatarse de este hecho, les sorprendió con una pregunta: “¿Qué buscáis?”. Estas palabras dieron el inicio a una nueva carrera para estos dos discípulos, y aunque no contestaron exactamente las razones por las cuales lo siguieron, si es notable sus deseos por conocerlo aún más. Además, la expresión “Rabí” (que significa maestro) denota que estos discípulos lo estaban reconociendo como un jefe espiritual, ya que este término era el título de respeto que se le daba a una autoridad distinguida entre los judíos.2 Finalmente, Jesús los invitó al lugar donde moraba, y el relato nos dice que se quedaron con él aquel día. Juan dijo que era “la hora décima”.

Nota histórica: Para el sistema de tiempo, los judíos consideraban “la hora decima” como las cuatro de la tarde; sin embargo, según como lo indican algunos escritores, sugieren que el apóstol Juan utilizó más bien el sistema romano para el horario, lo cual indica que eran las diez de la mañana cuando los discípulos se quedaron con Jesús, siendo así, que estos discípulos pudieron pasar todo el día con el Señor, y así poder conocerlo más.3

Para Meditar: Es destacable la accesibilidad de Jesús al permitir que le conocieran de una forma más cercana, lo cual llevaría, a estos nuevos discípulos a establecer una relación con el Señor mucho más íntima que el resto de la gente. Y aunque no respondieron a la pregunta “¿Qué buscáis?”, podemos suponer que sí había un anhelo en ellos por conocerlo. Sin embargo, esa pregunta si nos sirve a nosotros puesto que nos confronta y nos hace reflexionar sobre nuestros verdaderos intereses por el reino de Dios. Nadie puede, ni debe seguir a Jesús por la fama, dinero o reconocimiento. Más bien, debemos seguir al maestro por un deseo honesto y sano acerca de Él. Conocer al Señor, de una manera cercana, es la experiencia más sublime que un ser humano puede experimentar. Quien llega a conocer a Jesús, nunca vuelve a ser el mismo, la vida le cambia y un nuevo camino comienza. Tal y como le sucedió, a estos dos discípulos.

2Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado, Vila Escuain, Editorial Clie, Pág. 989

3Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia, Earl D. Radmacher, Ronald B. Allen, H. Wayne House, Editorial Grupo Nelson, Edición Kindle.