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Jesús sana al hijo de un noble, Jn 4:46-54

Jn 4:48-50 “Entonces Jesús le dijo: Sino viereis señales y prodigios, no creeréis. El oficial del Rey le dijo: Señor, desciende antes de que mi hijo muera. Jesús le dijo: Ve tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo y se fue" 

Parece que la forma en que contestó Jesús a la petición de este oficial era cortante y hasta con reproche. El populacho estaba esperando lo espectacular del ministerio del Señor Jesucristo: “señales y prodigios”. Pero el Señor estaba probando la fe del padre del muchacho. Así lo hizo con la mujer cananea (Mt 15:21-28); con María, en las bodas de Caná (Jn 2:4).

La respuesta del oficial demuestra la sinceridad de su petición y de su fe: “desciende antes que mi hijo muera”. En verdad, el hombre estaba angustiado por la irremediable muerte de su hijo. Quedaba poco tiempo. Se encontraba en un momento de crisis y en esa crisis su fe fue puesta en el fuego. Había venido el oficial por Jesús para que fuera a su casa en Capernaúm, a treinta y dos kilómetros de distancia, y lo que encontró fue:
“Ve, tu hijo vive” (ve: del griego: poreuou= Id, verbo imperativo) Una orden con ofrecimiento fue la respuesta a la fe del noble. Impresionantes son las acciones de fe del noble: “creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue”. El tiempo del verbo “fue” hace incapié sobre su fe si ninguna duda. Puede traducirse: y se puso en camino.