Ahora, Jesús presenta las obras que ha hecho como prueba de su divinidad. Anteriormente a Juan el Bautista, quien mando a unos de sus discípulos para preguntarle si él era el Cristo o había que esperar a otro, le había demostrado por sus hechos, su relación con el Padre (Mt. 11:4) Otros testimonios de sus obras son: La samaritana testificó que Jesús era el Cristo por lo que le dijo acerca de su vida (Jn. 4:29); Nicodemo también testifico acerca de Jesús cuando le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios (Jn. 3:2); El agua convertida en vino, durante las Bodas en Cana de Galilea (Jn. 2:10,11); La sanidad del hijo del noble (Jn. 4:46) y el milagro del enfermo de Betesda (Jn. 5:9). Todas estas obras no eran para señalarse a sí mismo, sino para mostrar el poder de Dios Padre que estaba obrando en él y a través de él.