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Jesús anda sobre el mar, Jn 6:16-21 (Mt 14: 22-27; Mr 6:45-52)  

Jn 6:16-18 “Al anochecer, descendieron sus discípulos al mar, y entrando en una barca, iban cruzando el mar hacia Capernaum. Estaba ya oscuro, y Jesús no había venido a ellos. Y se levantaba el mar con un gran viento que soplaba"

Los discípulos de Jesús, después de la señal de esa tarde, “al anochecer”, se echan a la mar para seguir su camino. Notemos que el Maestro no está con ellos, van solos (Mateo 14:22 aclara que Jesús se ocupó despidiendo a la multitud); de la nada, el mar se embravece y se levanta “con un gran viento que soplaba”.

Nota histórica/geográfica: El famosísimo Mar de Galilea, llamado hoy en día Lago de Genesaret o Lago de Tiberíades. (por la ciudad de Tiberias que se levanta a sus orillas). En hebreo, llamado “kineret”, debido a su forma de arpa o lira. Es un lago de agua dulce a 209 metros bajo el nivel del mar (el mar Muerto se encuentra a 430 metros,1420 pies) mide 20 kms de longitud por 13 de ancho (12.5 x 8 millas) con una profundidad promedio de 25 metros (80 pies). Es famoso por repentinas tormentas y mares altos; vientos que pueden aumentar a plena luz del día, pero más por la noche. Se da abundante una especie de tilapia, que llaman Pez de Pedro.

Para meditar: Esta situación nos confronta con nosotros mismos, al hacernos ver que cualquier obstáculo en la vida será mayúsculo cuando intentamos flanquearlo con nuestros propios recursos. Entre los discípulos de Jesús se encontraban expertos pescadores que sabían que hacer en momentos como estos; su profesión los convertía en los mejores para enfrentar las adversidades presentadas por un bravo mar. Sin embargo, debemos considerar que por más experimentados que nos creamos, en las situaciones adversas, siempre necesitaremos de la compañía divina para asegurar la victoria.