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Jesús, el pan de vida, Jn 6:25-59  

Jn 6:35-36 “Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. 36Mas os he dicho, que, aunque me habéis visto, no creéis"

Ahora Jesús les declara la poderosa realidad de sí mismo: “Yo soy el pan de vida”. Ni el hambre ni la sed espiritual serán problema después de ir a Cristo y comer el pan que él provee. Sin embargo, tanto en aquel entonces como hasta hoy, hay personas que, aunque la realidad se les exhiba frente a ellos, no creen.

Para meditar: La declaración de Jesús, de sí mismo es, poderosamente determinante y absoluta. Él es el pan de vida, acudir a él saciará para siempre nuestra hambre, acudir a él saciará para siempre nuestra sed, acudir a él es quedar limpio de todo pecado, pues sólo él tiene el poder y la autoridad para perdonar nuestros pecados y transformar nuestra vida. La figura del pan de vida atribuida a la persona de Jesucristo, tiene un sentido soteriológico (salvífico) pleno. Dicho pan (su cuerpo) sería partido (1 Co 11:23,24) por la humanidad.