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Alimentación de los cinco mil, Jn 6:1-15 (Mt 14:13-21; Mr 6:30-44; Lc 9:10-17)  

Jn 6:8-10 “Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: Aquí está un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas, ¿qué es esto para tantos? Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones”"

Mientras se da la plática entre Jesús y Felipe, sobre el cómo satifacer el hambre de tantos, con nada, Andrés se percata de un muchacho que, entre sus enseres, carga “cinco panes de cebada y dos pececillos”, apenas un pobre bocado para tan grande multitud; de ahí su siguiente afirmación que, al igual que Felipe, raya en la imposibilidad, “mas, ¿qué es esto para tantos?” Una pregunta que no solo denota imposibilidad, pero también ausencia de fe y confianza en quien se destacaba por sus señales milagrosas: Jesús.

Los discípulos no terminaban de aprender, habían presenciado ya algunas de las señales de Jesús, y aun así no esperaban la siguiente. Ante la necesidad apremiante, la falta de fe en sus discípulos, y la oportunidad de glorificar a su Padre, nuestro Señor irrumpe con un inesperado mandato: “Haced recostar la gente”. ¿Para qué? ¿Qué hará? ¿Qué pretende? La gente no solo está cansada, también tiene hambre. La orden de Cristo a sus discípulos está sustentada, de antemano, en la declaración de Juan en el versículo 6:6b, Jesucristo sabía lo que haría.

Sus pensamientos y obras son abismalmente mayores a la capacidad humana de pensamiento y percepción; Él conoce todas las cosas, aun mas allá de lo que alcanzamos a ver con nuestros ojos mortales. Y qué decir de su caridad, Él da sin límites, en Él no hay distinción de personas, simplemente se da, se entrega, da lo que tiene a la mano, sin expresar desconfianza, ni falta de fe en la providencia divina.

No así nosotros, sus discípulos, los que estamos cerca de él, a su alrededor, en su entorno; es lamentable, pero comúnmente no alcanzamos a apreciar lo cerca que Jesús está de nosotros, al igual que Felipe, Andrés, y compañía.

En la última parte del v. 10 Juan, como acostumbra, advierte de dos datos interesantes: “Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones”. La hierba crecida habla de una estación del año acorde, quizá primavera o verano; mientras que el número de varones, lleva a pensar en las mujeres y los niños, que juntos, obviamente sobrepasaban el número expresado por el evangelista Juan.