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Incredulidad de los hermanos de Jesús, Juan 7:1-9 

Jn 7:3-5 “y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces. 4Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo. 5Porque ni aun sus hermanos creían en él"

“Sal de aquí, y vete a Judea”. Era de esperarse que Jesús tuviera discípulos en Judea, ya que hizo, con anterioridad, algunas señales allá. Una razón más expresa el verso 4 para que Jesús decida ir a Judea, pues si deseaba “darse a conocer”, entonces era el momento. “Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo”. Para ellos, Judea era el lugar adecuado para darse a conocer, y la fiesta de los Tabernáculos el momento apropiado, por la multitud que habría. La fama de Jesús se dispararía entonces; sus señales y milagros serían bien aceptados y él mismo sería señalado como alguien grande. No era eso lo que buscaba Jesús, pero sus hermanos sí. No sabemos si la intención de sus hermanos era solo esa, colgarse de la fama de Jesús para ser ellos mismo elogiados por la multitud, o llegaba hasta el punto de motivarlo a ir al lugar donde se encontraban quienes procuraban su muerte (v. 1). En realidad, oscilamos entre ambas posturas, ya que “ni aun sus hermanos creían en él”; incluso parece como si Juan contara a propósito la conversación con sus hermanos, solo para notar esto último, que su familia no creía en el mesiazgo de Jesús.