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La preexistencia de Cristo, Juan 8:48-59  

Jn 8:54-55 “Respondió Jesús: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; mi Padre es el que me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Dios. Pero vosotros no le conocéis; mas yo le conozco, y si dijere que no le conozco, sería mentiroso como vosotros; pero le conozco, y guardo su palabra”

Sería un falso, un hipócrita, uno que usurpa un lugar que no le corresponde, y su gloria quedaría en nada; Jesús no se glorifica a sí mismo, pues su gloria nada sería. Pero, definitivamente hay alguien que glorifica a Cristo, “el que vosotros decís que es vuestro Dios”; mientras los judíos rechazaban a su enviado, y argumentaban ser hijos de Dios, ese mismo Dios glorificaba al rechazado Jesús. Ellos pretendían conocer a Dios porque conocían la ley (aunque de manera superficial), pero su corazón estaba lleno de prejuicios en contra de Jesús. En cambio, Jesús, no solo conocía la ley (y la obedecía), sino que también conocía de forma personal al Dios todopoderoso.