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La mujer adúltera, Juan 8:1-11  

Jn 8:6 “Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo”

No había sinceridad en la acusación de los escribas y fariseos hacia la mujer, más bien se trataba de una excusa con la cual tentar a Jesús, “para poder acusarle”. Una acusación con bastante intención, ya que, si Jesús consentía con ellos, y la ley, en apedrear a la mujer, luego le echarían en cara su aparente piedad; por otro lado, si perdonaba a la mujer, lo acusarían de enseñar a quebrantar la ley de Moisés, y hasta de fomentar el adulterio bajo un perdón ineludible. Una trampa bien elaborada, con toda la intención de hacerlo caer y, destruir así, su reputación ante el pueblo; “pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo”. Varias son las interpretaciones que se han dado al respecto de la escritura de Jesús en la tierra. Algunos dicen que escribía los nombres y pecados de los acusadores de la mujer; otros dicen que escribía la sentencia del v. 7; otros se limitan a mencionar que simplemente escribía garabatos, para ganar tiempo y expresar su sentencia con mayor solemnidad.