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Jesús sana a un ciego de nacimiento, Jn 9:1-12  

Jn 9:8-9 “Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba? Unos decían: Él es; y otros: A él se parece. Él decía: Yo soy"

El registro de Juan sobre la conversación de los vecinos acerca del ciego es interesante. Mostró que el cambio en él fue tan notable que incluso algunas personas que lo conocían no podían creer que era el mismo hombre. El testimonio personal del ex mendigo y ciego, resolvió el debate, nadie podía discutir con eso. El cambio producido por la regeneración en una persona convertida es tan grande que a otras personas les resulta difícil creer que sea la misma. Evidentemente, este hombre había sido un mendigo por necesidad más que por una elección. Más tarde demostró su sentido del humor, su conocimiento de la historia y de las Escrituras, la capacidad de soportar la intimidación y la facilidad para argumentar lógicamente (vv. 27, 30-32).

Para meditar: Estos rasgos muestran que estaba lejos de ser mentalmente un incompetente. De esta sanidad, se puede aprender sobre el valor de compartir sin temor los dones de Dios en la vida de los discapacitados, y el aprovechamiento de las oportunidades para testificar a los vecinos y conocidos. Este milagro de Jesús logró su propósito, que un hombre que era conocido por la sociedad como un ciego que vivía de la caridad fuera restaurado a la vida productiva. Este individuo dejó de depender de los demás y sin duda fue un medio de bendición para otros necesitados.