El buen samaritano, 10:25-37  

Lc 10:26-28 “Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás”.

Jesús, al más puro estilo del rabinismo judío contesta con dos preguntas en una: ¿Cómo está escrito en la Ley? y ¿Cómo lees? La respuesta con preguntas, era lo que se esperaba de un buen maestro pues requiere gran agilidad mental. Además, Jesús atrapa al hombre al hacerle estos dos cuestionamientos y pone al abogado en un puente sin retorno. Le pregunta sobre lo que estaba escrito en la Ley, y enseguida lo enlaza con la expresión “¿cómo la interpretas?” No es lo mismo saber lo que dice la Escritura, que obedecerla.

La respuesta del abogado es muy buena, de hecho, el mismo Señor la utilizó en una ocasión (Mr. 12:28-31). El primer gran mandamiento muestra que a Dios se le ama completamente, en una rendición íntegra. Para ser generoso, altruista y dadivoso con nuestro prójimo (segundo mandamiento) requiere del cumplir con el primer mandamiento.

El Señor después de haber ubicado al experto de la Ley, lo sentencia: “has esto y vivirás”. Este último vocablo en griego es interesante pues significa “vida eterna, vida abundante”. El Maestro de Galilea le dijo al abogado de la Ley: “si haces estos dos mandamientos la vida eterna estará en ti”. Para cumplir con estos mandamientos el doctor de la ley tendría que rendirse al Señor, y morir así mismo. La elocuencia de Jesús le da un duro golpe al ego del abogado.

Para meditar: Desde que cayó en pecado la humanidad no ha cambiado. El egoísmo, sacar ventaja, la arrogancia, el pillaje son manifestaciones de su alejamiento de Dios. La psicología humanista enseña a “amarse primero a sí mismo antes que al prójimo”, pero ¿qué significa eso? ¿Quién determina el límite de mi auto-amor?, Desde Caín el pecado del egoísmo y la rebeldía han infectado al ser humano. Dios le dijo a Adán: “llenad la tierra” pero los descendientes de Caín construyeron la primera ciudad en clara rebeldía contra las órdenes de su Hacedor. Jesús nos dio ejemplo que uno que de verdad ama, ama a sus prójimos rebeldes y pecadores, y da su vida por ellos. Esto sólo se logra cuando amas a Dios con toda tu alma, mente, fuerzas y corazón.