Una casa dividida contra sí misma, 11: 14-23  

Lc 11:15-16 “Pero algunos de ellos decían: Por Beelzebú, príncipe de los demonios, echa fuera los demonios. Otros, para tentarle, le pedían señal del cielo”.

Al ver los milagros tan contundentes no faltó algún celoso del éxito del Señor que le atribuyera al mal, la bendición que veía. Unos atribuyeron el milagro a Beelzebú, el detestable ídolo cananeo de las moscas que en 2º Reyes 1:2-6 se le nombra: Baal-zebub a quien Ocozías mandó consultar. Se le consideraba ser un principal de entre esos entes del mal. Los que vieron el milagro pretendían hacer pasar a Jesús como alguna especie de brujo o de endemoniado también, o cuando menos, de un servidor de ese ídolo falso. Algunos otros le pedían señal del cielo, pero era para tentarle. (la misma actitud del diablo en las tentaciones de Mateo 4).